El domingo pasado, artistas, blogueros -entre ellos, la premiada Yoani Sánchez- y jóvenes cubanos aprovecharon el minúsculo resquicio que les ofrecía la obra artística interactiva de Tania Bruguera para hablar de democracia y libertad en Cuba, ante un micrófono, por turnos de un minuto.

El público estuvo con ellos. El Comité Organizador de la Décima Bienal, no. Ya ha calificado el acto de «provocación contra la Revolución» en una nota de prensa oficial, que declara que las personas que participaron en ese acto «anticultural» y «ofensivo» para el pueblo y los artistas cubanos son «individuos al servicio de la maquinaria propagandística anticubana».

A Yoani la definen como «disidente profesional fabricada por el poderoso grupo mediático PRISA». El comunicado termina diciendo que «por encima de estas provocaciones, la Bienal continuará siendo ese espacio de rebeldía antihegemónica, de herejía y auténtica disidencia que conquistó definitivamente la Revolución Cubana para los artistas de Cuba y del mundo».

Fiel retrato de la dictadura cubana: represión e hipocresía. Sería divertido si no causara inmensa vergüenza ajena. Y si no fuera tan triste. Afortunadamente, el hielo comienza a derretirse. Los españoles que viajen a Cuba esta Semana Santa, que se acuerden de llevar también solidaridad y aire fresco -con sabor a libre expresión, democracia y libertad- en sus maletas.

Autor: Ricardo Carreras Lario