Luis es nombre de varón
Eramos pocos y parió Catana. Por si no bastaran la Ley Mordaza, los agentes de la Seguridad del Estado, las calumnias de los voceros oficiales y las brigadas fascistas de Respuesta Rápida, al periodismo independiente cubano le han aparecido los más severos y súper profesionales de los críticos: los escribas de rebelión.org.
Ante los despropósitos, disparates y mentiras que según ellos escribimos desde Cuba, con absoluta impunidad, en detrimento de su bienamada revolución, los maestros de la más rancia y trasnochada izquierda salen al ruedo a enfrentarnos.
Se apartan por un instante -nos conceden esa gracia- de su denodado bregar contra la globalización capitalista y sus efectos. Galante y solidariamente quiebran lanzas por una doncella desvalida, senil y vestida de verde olivo que es asediada por villanos iletrados.
Nos descalifican a priori. Para empezar, nos exigen, perentorios, títulos, grados y diplomas. Qué vamos a tenerlos, si la universidad es para los revolucionarios. De ahí que, casi analfabetos, precisemos de la CIA, el Departamento de Estado y hasta del hada Campanilla para que redacte nuestros despachos.
Los críticos de mano zurda se detienen, adustos y severos, a juzgar «el rigor, las fuentes, el contraste de la noticia y todos los elementos que establece la mínima ética periodística».
El juicio de los ciber rebeldes escribas sería más justo y exacto si
conocieran un poco más de la realidad cubana, sobre la que opinan con desenfado. A ellos, para opinar y repetir sandeces, les bastan unos mojitos en el Floridita, y las visitas a Varadero, el obelisco a Che Guevara y el Palacio de las Convenciones.
El periodista español Pascual Serrano, uno de los pioneros por el socialismo de Rebelión, en un reciente artículo pretendió refutar y hacer añicos la información del periodista Leonel Pérez Belette de que Hola, El País y otras publicaciones extranjeras habían sido prohibidos en Cuba.
Desde la primera línea, el camarada Serrano da muestras de su despiste. No conozco a Pérez Belette pero, evidentemente, es un y no una periodista porque, en español, Leonel es nombre masculino.
Serrano supone que en Cuba un periodista independiente tiene acceso a todo tipo de fuentes y archivos. Que debe proclamar a los cuatro vientos sus fuentes. Sería muy oportuno para la policía política. A estas horas, la empleada de WSP estaría, en el mejor de los casos, despedida.
Las fuentes de información fantasmas de los periodistas independientes cubanos que preocupan tanto a Serrano no son más que gajes del oficio bajo una dictadura.
Al parecer, Serrano sí tuvo acceso a la dirección de la corporación CIMEX SA. Escuchó atentamente la versión de las autoridades. Lo más probable es que haya escrito su artículo por encargo de ellas. No por gusto es un viejo conocido de los mandarines de La Habana.
Recientemente, además de presentar «Juego sucio: Una mirada a la prensa española de hoy», en La Feria Internacional del Libro, disertó como invitado en el programa Mesa Redonda.
Su incapacidad en percibir los matices de las prohibiciones en Cuba lo lleva a suponer que las publicaciones extranjeras «no tienen suficiente público en Cuba».
Doy fe de que sí lo tienen. Por todo el país, los periódicos y revistas extranjeras, compradas, prestadas o alquiladas, corren de mano en mano y son devoradas por las gentes.
¿Qué hace suponer al colega que décadas de prohibiciones y adoctrinamientos han desterrado de los cubanos los sueños con otra vida más allá de los confines de La Batalla de Ideas?
En el paraíso socialista cubano hay, como en la viña del Señor, todo tipo de personas, aunque no se vean en los desfiles. Lectores de Mecánica Popular, féminas que escapan del tedio y la frustración a través de las frivolidades de las revistas del corazón, apasionados de los OVNIS y los fenómenos paranormales, interesados en las crónicas de Rosa Montero y Raúl Rivero,
seguidores de la astrología, fanáticos de Madonna o Brad Pitt, ávidos de las noticias que no da Gramma…
Lo que no tienen es la moneda convertible para comprar las publicaciones cromadas y a color en los hoteles a los que no tienen acceso por ser cubanos de bantustán, o en «los dos o tres puestos que la empresa tiene en determinados lugares de La Habana». Puede que el dinero no les alcance si quiera para comer como Dios manda.
Esa es otra forma de prohibición. Que no lo dude el camarada Serrano. La revolución de Fidel Castro sigue velando por la pureza ideológica de sus súbditos.
Hoy persigue las publicaciones extranjeras consideradas propaganda enemiga tanto como las antenas satelitales, los Bancos de Video o los libros de Zoé Valdés. El celo es el mismo con que ayer recogían a los Testigos de Jehová oa los melenudos que escuchaban a los Beatles.
A pesar de la comprensión que muestra Serrano -quien lo diría- por los métodos capitalistas de competitividad y viabilidad económica, lamento las limitaciones que sufre Mundo Obrero y otras publicaciones de la izquierda española. Comparto con Serrano su temor de que se conviertan en un aburrido club de amigotes testarudos leyéndose sólo entre ellos.
No obstante, pienso que enfrentan muchos menos problemas que el periodismo independiente cubano. Apuesto que, después del franquismo, ninguna de ellas ha sido allanada y confiscado todo su material y encarcelados sus directores, como sucedió con la revista De Cuba el 18 de marzo de 2003.
De cualquier modo, que no se defraude Serrano y que crea un poco más en las noticias procedentes del interior de Cuba. Aquí, para su tranquilidad, no hay tal impunidad. Más de veinte periodistas cubanos siguen encarcelados, condenados a penas de hasta 27 años. Los demás también podemos terminar en prisión porque la Ley 88 (mordaza) sigue vigente.
Ojalá Serrano excuse mi pobre manejo del idioma y falta de objetividad.
Debido a la antes mencionada circunstancia de que «la Universidad es para los revolucionarios», antes de dedicarme a escribir, durante más de veinte años, ejercí, entre otros, los oficios de albañil, peón caminero, cartero, vaquero y jornalero agrícola. Ah, y si decide responderme, como soy algo machista, que recuerde, por favor, que Luis es nombre de varón.
Autor: Luis Cino/ Cubanet.org
Lugar: La Habana