Preguntas interesantes y adecuadas
Un artículo titulado: “Las Preguntas Llenan la Mesa”, del periodista Ricardo Ronquillo Bello, apareció en la edición del periódico Juventud Rebelde el domingo 21 de enero. Se refiere a una visita del Consejo de Dirección del diario al Instituto Politécnico Agropecuario Villena-Revolución en Ciudad de La Habana. Según se señala, “la institución impresiona por su belleza, sus proyectos, sus alumnos y docentes; sólo que aquello por lo cual brilla, ensombrece en otras dimensiones, donde debería proyectarse la plenitud de sus luces”.
El periodista afirma que esta escuela ha sido capaz de formar más de 40 000 profesionales, por eso se pregunta: “¿Por qué una fuerza técnica tan impresionante no ha sido adecuadamente utilizada para lograr el cambio que se espera del sector agropecuario cubano? ¿Por qué tanta lucidez se muestra incapaz de abastecer dignamente nuestras mesas?”
A los elementos y preguntas expuestos por Ronquillo Bello pudiera agregarse que según el Censo de Población y Vivienda del 2002, Cuba tiene 41 724 graduados universitarios en Ciencias Agropecuarias, así como 171 993 técnicos medios y 8 762 obreros calificados en la materia, en un país donde prácticamente no existen analfabetos y el nivel medio de educación se proclama de Noveno Grado. Estas cifras hacen más complejo responder las preguntas del redactor del artículo, teniendo en cuenta que la producción agropecuaria sólo genera el 4,0% del Producto Interno Bruto, de acuerdo con los últimos datos oficiales, y la inmensa mayoría de los alimentos consumidos por los cubanos, sin resolverse las carencias, son importados incluyendo, increíblemente, el azúcar.
Así, con esa formidable fuerza técnica, increíblemente la agricultura retrocede y un por ciento cada día mayor de tierras es invadido por el marabú y otras malezas. La otrora poderosa ganadería vacuna, que en una época llegó a los 7 millones de cabezas, hoy se ha reducido a casi la mitad, y a los niños se le retira el litro de leche vendido por el racionamiento cuando cumplen 7 años de edad. La antes potente industria azucarera, ayer símbolo de nuestro país, se encuentra destruida y los rendimientos cañeros por hectárea son la tercera parte del promedio obtenido internacionalmente, según la FAO.
Tiene razón el escritor cuando señala: “Una escuela no existe para sí, sino para la sociedad. Su efectividad verdadera no se mide entre las paredes de sus aulas y laboratorios. Ella no es un fin en sí mismo, sino un medio”.
Este análisis referido a la agricultura podría llevarse a toda la economía, para un país que según el mencionado Censo poseía 712 672 graduados universitarios de distintas esferas, así como 1 503 443 egresados de la Educación Técnica y Profesional; especialistas de distintos niveles que representan más del 26,0% de la población con 11 ó más años de edad al tomarse los datos. Es una fuerza técnica que no guarda ninguna relación con el desastroso estado de la economía cubana y la generalizada ineficiencia observada por doquier.
Las respuestas a las preguntas están en que las fuerzas productivas cubanas se encuentran bloqueadas por un sistema que ha fracasado donde quiera que se ha aplicado. Un sistema que en lugar de propiciar el desarrollo y alentar la iniciativa de técnicos y trabajadores, entorpece la correcta utilización del potencial técnico disponible y limita la creatividad del ser humano.
Mientras este antinatural sistema actúe en Cuba, continuará la subutilización de los recursos humanos formados durante tantos años de ardua labor, fuente de frustración para los especialistas y miseria e infelicidad para el pueblo.
Autor: Oscar Espinosa Chepe