Fórmula Roja
No soy de las personas que esperan hacia donde se dirigen los criterios mayoritarios de una información; todo lo que escribo o pienso, lo hago con mis propios criterios. O quedo bien con el diablo o quedo bien con dios, pero nunca en el medio.
El concierto ofrecido en el día de hoy en La Habana por una quincena de cantantes extranjeros y cubanos, encabezado por el colombiano Juanes, no ha dejado nada nuevo ni bueno para el esclavizado pueblo cubano. Todo lo contrario, trajo como consecuencia más problemas de los existentes, más arrestos, amenazas y actas de advertencias por parte de la Dictadura Militar Castrista, con el objetivo de seleccionar quién debía o no asistir al concierto.
Otro problema, y quizás uno de los más graves, es que ese espectáculo se ha prestado para confundir y discrepar entre los propios cubanos. Las personas dolientes, víctimas de esa brutal y asesina maquinaria trituradora de seres vivientes, conocíamos de antemano cuales eran sus intenciones; estos campeones de la manipulación, no aceptan nada sin condiciones.
Todo esto fue un montaje político de la tiranía castrista para limpiar un poco su imagen; este montaje fue preparado con meses de antelación y en complicidad con sus simpatizantes Juanes, Olga y Miguel. Las palabras PAZ Y CULTURA, fue su mejor herramienta para engañar y confundir a la opinión pública nacional e internacional.
Para todos los miopes y sordos que no quieren aceptar la realidad y que voltean la cabeza para las nubes ignorando el sufrimiento de un pueblo esclavizado, les digo las razones por las cuales no estuve de acuerdo con este concierto.
En primer lugar, jamás intentamos privar a nadie de sus derechos de viajar libremente donde lo desee (este derecho solo lo priva el Gobierno cubano en contra de su pueblo), pero también nosotros, los cubanos dolientes, tenemos el derecho de protestar pública y pacíficamente cuando se nos ofende; y que les quede bien claro, así lo haremos cuantas veces sea necesario. Este concierto de PAZ SIN FRONTERAS, es una burla para los cubanos y una grave falta de respeto. Viajar para cantar por la PAZ en un país que no tiene libertad, y en el que sus habitantes no tienen derecho a nada, inclusive ni derecho a la alimentación, es como entrar a una casa cerrada por cinco horas, salir y volverla a cerrar; esta casa seguirá oscura y cerrada.
¿Cómo es posible pedirle a las víctimas de esta tragedia de más de cincuenta años, que dejen a un lado las diferencias, el rencor, el odio y la violencia, y que se dejen humillar pidiéndole disculpas a sus victimarios? El odio, el rencor, la violencia y el ajuste de cuenta es por parte de ellos, la dictadura de los hermanos Castro. Los cubanos siempre hemos sido solidarios, nobles y hospitalarios entre nosotros; los comunistas son los que vinieron para acabar con esta PAZ, la libertad y la tranquilidad con que vivíamos hace más de cincuenta años todos los cubanos; que Juanes siga para otro lado con esa fórmula ROJA, o que derroche esas energías en su país que tanta falta les hace.
Otra de las razones por la cual no estuve de acuerdo con el concierto es el argumento de que dicho concierto era totalmente apolítico. Esta palabra le quita el sentido al nombre del concierto; con este disfraz se pone en ridículo y se contradice el nombre de Concierto por la Paz. ¿Cómo hablar de amor, PAZ, hermandad, fraternidad, y de cuantas palabras bellas se le ocurrieron, y no tener valor para ponerse al lado del pueblo cubano? Decirle a ese pueblo: si expresar la verdad es política, que me condenen a muerte.
Tampoco se entiende que si el concierto lo iba a realizar en Honduras y lo canceló, según él, porque se podría interpretar como apoyo al nuevo presidente, Micheletti, por qué eso mismo no lo tuvo en cuenta para no ofrecerlo en Cuba, donde verdaderamente le hizo el juego a la dictadura que mantiene en prisión a centenares de presos por expresar y escribir sus ideas pacíficas; y llevarlo a cabo nada menos que en el mismo lugar donde hace pocos meses golpearon y arrastraron a un grupo de DAMAS DE BLANCO, por pedir PAZ Y LIBERTAD para sus seres queridos, encarcelados por las mismas razones expuestas anteriormente.
A pocos kilómetros de La Plaza de la Revolución, mi hermano Ariel Sigler Amaya, condenado a 20 años de prisión por defender los Derechos Humanos, se encuentra en un Hospital, postrado en una cama entre la vida y la muerte, por enfermedades inducidas por el mismo régimen que Juanes esta apoyando ahora.
Quedan muchos ejemplos más, pero con estos, creo que son suficientes, para que el mundo juzgue por qué los cubanos dolientes nos opusimos al concierto.
Autor: Miguel Sigler Amaya- Payo Libre