Raúl Rivero: “…Pero si hay garantías, volveré a Cuba”
Con esa bonhomía de ´Titanic´ sin grieta, Raúl Rivero aparece cada viernes por la redacción de EL MUNDO con un ´pendrive´ donde acumula los artículos de la semana. Trae un vaivén abacial. Saluda con algo de embajador entorchado: «Qué pasó, glorias de España». Y sonríe con la carcajada hacia dentro. Calla al instante. Observa. Y cuando el auditorio le parece favorable recuerda en voz alta alguna anécdota habanera de Lezama, de Wilfredo Lam, de Virgilio Piñera…
Entonces Raúl Rivero parece aún más cubano entre tanto español pálido.
Llegó a la redacción de este periódico en 2005. Pocos meses después de abandonar la prisión de La Canaleta, en la provincia de Ciego de Ávila. Allí pasó 12 de los 24 meses que sufrió de cárcel. Incomunicado. Entró con una condena a 30 años, tras un juicio sin derecho a defensa. Fue arrestado, como tantas otras veces, por hablar en dirección contraria. Por decir de otro modo lo que Cuba esconde en las cañerías de un régimen terminal pero opresivo. Allá las palabras, cuando no palmean los modales enmohecidos de la revolución, sí delinquen.
Vino a recoger el Premio Columnista de EL MUNDO. Y a quedarse. El Gobierno de Aznar comenzó las gestiones para formalizar su residencia en España. El gabinete de Zapatero las terminó. Y el Ejecutivo actual hará posible la concesión de la nacionalidad española al periodista y poeta cubano (y a parte de su familia) en breve. «Es un gran estímulo el que este país me acoja como ciudadano. Aunque no voy a olvidar de dónde vengo, de qué circunstancias. Ni mi compromiso constante por trabajar para que un día Cuba tenga libertad», comenta con entusiasmo de guaguancó.
-¿Y ahora?
-Desde que llegué a España nunca me he sentido un extranjero. Descubrir este país tuvo algo de extraño déjà vu. Como volver a un territorio que ya conocía, que estaba en mis sueños. Aquí he sabido lo que es la libertad, la tolerancia, el respeto… En ese sentido, este es el modelo que debiera tomar Cuba para alcanzar la democracia un día… Y ahora, a seguir escribiendo para expresar lo que muchos no pueden decir en la isla. Sin dejar de denunciar todo lo que el régimen tiene de denunciable.
Junto a Raúl Rivero llegó su compañera, Blanca Reyes. Ella fundó Las Damas de Blanco, el colectivo de mujeres cubanas que cada semana sale a las calles para reclamar la libertad de los presos políticos que continúan encerrados en las cárceles de la isla. «Sigo junto a ellas en constante lucha por favorecer el cambio en Cuba. Y cada día pienso en el momento en que pueda ir a abrazarlas»… Ambos llegaron con las ojeras hasta la cintura. Demasiados sobresaltos durante años. Interrogatorios, registros del hogar, confiscación de los archivos del escritor… Aunque nada de eso les resta el entusiasmo de pensar un día en volver a Cuba.
-Si hay oportunidad de ir con garantías allá estaré. Quisiera fundar en La Habana un periódico como los que he conocido aquí. Un diario como EL MUNDO, mi gran apoyo en estos siete años en España. Una publicación abierta, sin exclusiones, donde todos tengan derecho a voz propia.
Autor: Antonio Lucas