Los ´sin techo´ de internet en Cuba
En Cuba no hay nativos digitales. De las cinco generaciones existentes, ninguna ha nacido con el derecho del acceso libre al internet. Cuba, además, es uno de los países con menor tasa de conectividad a internet del mundo, el 5%, porcentaje, que se reduce al 1% en el caso de la banda ancha.
El acceso a internet desde los hogares está restringido para el uso de algunos sectores profesionales como médicos, periodistas e intelectuales. Esa limitación ha provocado un extenso analfabetismo digital que es perjudicial, entre otros aspectos, para la meta gubernamental de atraer inversiones de capital extranjero.
Por esto es que la novedad ahora es la reciente instalación de 35 áreas de navegación inalámbricas abiertas en distintas ciudades de la isla.
La señal de wifi es sólo operativa en áreas públicas, lo que ha creado una nueva estampa social: ‘los sin techos del WIFI’.
La céntrica calle 23, entre L y Malecón, en la barriada capitalina de El Vedado, es uno de los sitios a donde acuden cientos de wiferos en bermudas y camisetas. Se colocan donde encuentren un sitio: escaleras de casas y edificios, jardineras y hasta tachos de basura.
Usan móviles, smartphones, tabletas y ordenadores portátiles. Son modelos viejos enviados por la familia radicada en Miami, España o adquiridos por vía de la web local ‘Revolico’ , portal en el que se anuncian una variedad de mercancías que no existen en el monopólico comercio estatal.
La ´lágrima wifi´
Otro nuevo ritual es el de reunirse la familia en la zona wifi y hacerle llegar a los parientes en Miami, además de la conversación, la estampa de cada uno de ellos vestidos con sus mejores ropajes. A esta conexión le llaman la ‘lágrima wifi’.
Para poder tener acceso a wifi es necesario comprar una tarjeta a la única empresa que ofrece el servicio, la estatal ETECSA. Por una hora de conexión se paga el 20% del salario medio en la isla: dos pesos convertibles (CUC), unos 1,77 euros.
A pesar de su costo, la demanda de tarjetas es alta y conseguirlas no es una tarea fácil. Hay que esperar muchas horas en largas y lentas filas en los puntos de venta. Alrededor de este servicio ya se ha creado el negocio de la reventa, cuando se agotan siempre se puede acudir al mercado negro. Cincuenta y cinco años de socialismo no han logrado extinguir la pasión por el dinero.
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Autor: elmundo.es
