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A punto de cumplir 90 años, el economista cubano analiza con datos por qué esta es la peor crisis por la que ha pasado la isla y reflexiona sobre la aparente llegada del capitalismo al último bastión comunista de Occidente

A punto de cumplir 90 años y publicar el que parece que será su último libro, el reconocido economista cubano Carmelo Mesa-Lago ha prometido a su esposa Elena y a sus dos hijas que va a parar de escribir. Esa promesa la ha hecho antes, pero no ha podido llevarla a términos. “Dejé de escribir por un mes y pensé que me volvía loco”, dice desde su apartamento en la ciudad estadounidense de Pittsburgh, lugar del que ama todo menos el invierno, y donde es profesor emérito de la universidad del mismo nombre.

En 1961, con 23 años, salió de Cuba hacia España. Luego se instaló en Estados Unidos. Mesa-Lago, amante del cine y los viajes, es miembro de la Academia Nacional de Seguridad Social de Estados Unidos, de la Academia de Ciencias de América Latina, profesor en varias universidades de todo el mundo y autor de decenas de libros. También ha sido testigo de todos los últimos sucesos históricos, económicos y sociales de Cuba desde el triunfo de la Revolución hasta hoy.

Pregunta. ¿Cuál considera que ha sido el peor y el mejor momento de Cuba, económicamente hablando?

Respuesta. El peor momento es ahora. Hay algunas cosas en que la crisis de los noventa fue peor, pero, en conjunto, esta crisis la supera. Y el mejor momento fue en los años ochenta, particularmente en la primera mitad, cuando la Unión Soviética (URSS) estaba subsidiando la economía cubana. Yo he calculado que la URSS dio a Cuba 65.000 millones de dólares entre el año 1960 y el 1990. De esa ayuda, dos tercios eran subsidios de precios. La URSS pagaba al país siete veces el precio del azúcar en el mercado mundial. El níquel lo pagaba al 50% por encima del precio del mercado mundial, y le vendía petróleo por debajo del precio establecido. Era una transferencia enorme de recursos, y cuando cayó la URSS el golpe fue brutal.

P. ¿Qué diferencia a esta crisis de otras? ¿Por qué dice que estamos realmente peor?

R. Yo tengo varias razones por las que digo que esta crisis es peor: la primera es que la crisis de los noventa viene precedida por un periodo que es el mejor. Cuba estaba en un nivel muy superior al que precede esta crisis. Yo he hecho un cálculo del promedio de crecimiento o decrecimiento de Cuba entre 2019 y 2023, usando las cifras del Gobierno, y como promedio anual cayó casi un 2%.

La segunda razón está relacionada con lo que llamamos la tasa bruta de acumulación del capital. En 1989, la tasa cayó el 25% y el último año del que nosotros tenemos cifras fue de un 16%. También es importante el índice de producción industrial. La caída en 2022 fue de 54%, de manera que la producción industrial en el 2022 es menos de la mitad de lo que había en 1989. En cuanto a la agricultura, yo he calculado que entre 2016 y el 2022 hubo una caída anual de la producción agrícola del 7,3%. Eso no cayó así en los noventa.

Y creo que lo peor de todo es la inflación, no tiene comparación. Si tú miras todos los años de esa crisis, los peores fueron 1992 y 1993. Ahora, de acuerdo con las cifras del Gobierno, estamos hablando de casi 1000% en el año 2022. Todas las estimaciones que han hecho economistas extranjeros sitúan la inflación en tres dígitos, 700%, 500%, de manera que es la peor inflación que ha habido. Fuera de Venezuela, la peor inflación que hay en América Latina es la de Cuba, y está entre las más altas del mundo.

P. Nací en los noventa. Nunca he vivido en un país sin crisis. Todo lo que me ha tocado es esto que vemos. ¿Existe algún periodo después de la caída de la URSS en que Cuba haya estado bien?

R. No, no ha estado bien, pero ha estado mejor. A partir del inicio del siglo XXI, [Hugo] Chávez comienza a suministrar petróleo a Cuba, termina la refinería de Cienfuegos, manda a Cuba petróleo crudo para que lo refine, una parte de ese petróleo se devuelve a Venezuela, pero le deja al país otra parte para que la venda en el mercado mundial. Es lo mismo que hizo la URSS. Hay una inversión enorme de Venezuela, en toda una serie de proyectos, y también hay un subsidio oculto, porque es un trueque de petróleo por médicos. El salario de un médico cubano es siete veces el promedio salarial de uno venezolano. En el caso de la URSS, el subsidio venía a base del precio de las importaciones. Aquí el subsidio viene porque se sobreestima el valor de los profesionales de la salud que Cuba envía. Eso ayudó, pero nunca se recuperaron los niveles económicos que el país tuvo antes. A principios de 2006 y 2007, Cuba tenía una tasa de crecimiento bastante alta. Después, entre el 2009 y el 2013, hubo una caída y la economía se estancó. Es a partir del 2019 que vuelve la caída hasta hoy.

P. ¿Cuál fue el punto de giro en 2019?

R. El Gobierno de Cuba lo achaca al embargo. Trump toma el poder en el año 2016, y Cuba dice: bueno, esto se debe a Trump. La extrema derecha dice que se debe al comunismo, y yo creo que esa es una respuesta muy simplificada. Hay una combinación de factores, pero creo que el más importante es el sistema económico. Ten en cuenta que las reformas de Raúl Castro se paralizaron alrededor del 2016.

Para mí, una de las causas fundamentales, que ha sido consistente en toda la Revolución, es que Cuba no genera suficientes exportaciones para pagar las importaciones. Entonces, se produce un déficit comercial de bienes. Ese déficit hay que pagarlo de alguna forma, y se paga con la dependencia de otra nación. Primero la Unión Soviética, luego Venezuela. Y eso hace insostenible el sistema económico. Cuando pierde el socio protector o subsidiador, ahí viene una crisis. Hay una crisis en los noventa porque desaparece la URSS, y en el caso de Venezuela por la crisis humanitaria, económica, política y social, y aunque no termina la ayuda desde ese país, hoy manda la mitad del petróleo que mandaba antes.

P. Usted se refería a las reformas económicas bajo el mandato de Raúl Castro. Algunas personas creen que, en los últimos tiempos, esa fue una de nuestras mejores etapas. ¿Por qué darle marcha atrás?

R. Mi opinión es que Raúl nunca tuvo el poder de Fidel. Fidel dominaba todos los sectores, Raúl tenía que contemporizar porque había un sector ortodoxo que estaba en contra de la reforma. Entonces Raúl pasaba una reforma y ese otro grupo trataba de sabotearla. Creo que sus medidas estaban bien orientadas, pero fueron muy lentas, estaban cargadas de obstáculos, impuestos altos, inspecciones. Debían haber sido más rápidas y más profundas. Eso es más importante que lo que ha hecho Miguel Díaz-Canel, que lo único que ha hecho es legalizar las empresas privadas.

P. Sobre la apertura del sector privado que el Gobierno ha echado a andar como inyección a la economía, ¿cree que puedan dar marcha atrás como ha sucedido con otras medidas que involucran a la propiedad privada?

R. Es cierto lo que dices. Fidel, cuando la crisis de los noventa, introdujo toda una serie de reformas, entre ellas la apertura al cuentapropismo, pero también introdujo los mercados campesinos, el dólar, permitió a las familias enviar remesas, desarrolló el turismo. Eso es lo que hace que la caída se pare en 1994 y comience una recuperación que es parcial, porque nunca se llega a los niveles que había en 1989. Fidel hace esas reformas a regañadientes, él nunca estuvo en favor de eso, lo hizo para salvar la situación. Luego viene la ayuda de Chávez y se anula todo, excepto el turismo, que sigue porque es una fuerza importante que no afecta el control del Estado, ya que es fundamentalmente estatal. Después, con las reformas de Raúl, sucedió lo mismo. Las posibilidades de dar marcha atrás siempre existen en el caso de Cuba, salvo que la situación sea muy desesperada.

P. Hay mucha polémica alrededor de las Mipymes (pequeñas y medianas empresas). Por ejemplo, Aleida Guevara, hija del Che, alerta del peligro del sector privado. Y, desde Miami, políticos como Maria Elvira Salazar dicen que el sector privado es un mito. ¿Es válido hablar una vez más de una llegada del capitalismo a Cuba?

R. El partido comunista dice que el sector privado es el caballo de Troya que utiliza el imperialismo para tratar de destruir a la Revolución. The New York Times publicó un artículo en el que hay exageración, y te voy a dar dos o tres ejemplos. Ellos dicen que hay 10.200 empleos nuevos en el sector privado desde el año 2021, cuando comenzaron a aprobarse las Mipymes, y dicen que en 2023, entre el sector privado y el Gobierno, hubo una importación de 1.000 millones de dólares cada una. Yo me fui al anuario estadístico de Cuba, y miré cuáles fueron las importaciones del año anterior, 2022, y fueron de 2.170 millones de dólares. O sea, que lo que están citando para el 2023 es menos 8% del año anterior. No es un incremento, es un decrecimiento de las importaciones. No solo en términos del volumen, del dinero, del monto, sino que esas importaciones compran menos por el problema de la subida de los precios de los alimentos. Eso es una distorsión de la realidad. Esa cifra la dio el Gobierno, pero el Gobierno no dice que fueron menos que el año anterior.

Si comparas el 2023 con el año 2013, la caída fue del 62%. O sea, que el valor de las exportaciones en el año 2023 está 62% por debajo del año 2013. Y, si lo comparas con 1989, la caída es de un 67%. Eso quiere decir que, a pesar de las Mipymes, las importaciones se reducen no solo en el monto, sino en el poder adquisitivo. Tú me estás dando eso como una demostración de algo exitoso, pero, de acuerdo con las cifras, es todo lo contrario. Ellos además dicen que el sector privado brinda la mitad del empleo total, eso no es cierto. Usando las cifras del 2023, es un tercio del empleo total.

P. Hay un florecimiento de las Mipymes en el mismo país donde se protesta por hambre. ¿Siente que son cada vez más marcadas las clases sociales en Cuba, cuando siempre se nos dijo que en Cuba no existían las clases?

R. Definitivamente. Tienes dos clases en Cuba: una que recibe remesas, pero el 60%, de acuerdo con cifras oficiales, no recibe remesas. Hay una población que puede comprar a precios despampanantes. Luego están quienes trabajan para el Estado, por un salario misérrimo. Si alguien está involucrado con las Mipymes o recibe dinero del exterior, está bien, puede comprar. Los otros están pasando hambre. Esa sociedad igualitaria se acabó, pero el Gobierno no habla de eso.

P. Hay “logros de la Revolución” de los que siempre el Gobierno siempre ha presumido: salud, educación, igualdad social…. ¿Qué queda de esos símbolos hoy?

R. Yo creo que el desarrollo social de Cuba fue mayor que el desarrollo económico, y eso es un problema en términos de financiamiento. Si no tienes subsidios, no puedes funcionar. Los indicadores de los noventa, situaban a Cuba en los primeros lugares en igualdad, salud, pensiones, nunca en vivienda. La Cuba de hoy no tiene nada que ver con la de los ochenta, lo de hoy es una catástrofe. La Revolución dio pasos para expandir la educación, la salud, las pensiones, especialmente en el sector rural, pero eso ya no tiene que ver con lo que se vive hoy. Para mí es una tragedia. Cuando murió Fidel Castro, lo primero que me vino a la cabeza fue: qué tristeza que este hombre que hizo estas cosas y que podía haber hecho muchas otras se fue por un sistema que ha fracasado en todo el mundo y ha acabado con el país. Porque cualquier cosa que mires, vivienda, salud, educación, todo está acabado.

P. En medio de la crisis actual, el Gobierno destituyó al ministro de Economía, anunció un paquete de cambios económicos para nuevo año al que luego puso freno… ¿Cuál sería para usted el camino a transitar para Cuba?

R. Es más difícil que adopten un modelo sueco, con democracia, que el modelo chino-vietnamita de socialismo de mercado porque no implica ningún problema político. Yo me dediqué tres años a investigar para hacer mi libro. Lo que a mí me sorprendió es que, en materia de protección social, China y Vietnam están por encima de Cuba, dos países que estaban entre los más subdesarrollados del mundo. En China, había hambruna, morían millones de personas, y China es ya casi autosuficiente en alimentos. Vietnam no solo es autosuficiente, sino que genera un neto para exportación, es el segundo exportador de arroz en el mundo. Entonces ese modelo implicaría una reforma sustancial. Si las reformas de Raúl Castro no hubiesen sido obstaculizadas, y hubiesen avanzado más rápido, quizás se hubiese llegado a eso.

P. ¿Por qué cree que el Gobierno no ha transitado ese camino?

R. El sector ortodoxo en Cuba es muy poderoso, y está el Grupo de Administración Empresarial, SA (Gaesa), que no quiere romper su monopolio. Si tú cambias el plan y pones uno descentralizado, y las decisiones no se hacen desde arriba, sino que bajan y las hacen los empresarios, el sector privado, y hay un papel importante del mercado, la delegación de poder económico implica cierta delegación del poder político. Hay temor en ese grupo a que, si se empiezan a hacer reformas, la clásica bola de nieve es imparable. Yo no puedo probar eso, pero esa es la única explicación razonable que puedo encontrar.