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El resultado de las elecciones en Venezuela ha puesto en alerta a La Habana. No es para menos. “Un cuarto de la economía cubana depende de Venezuela. Si se contrajera considerablemente o desapareciese la ayuda venezolana, ello desataría la mayor crisis económico-social desde la caída del campo socialista”, señala el prestigioso economista cubano Carmelo Mesa-Lago. El teléfono de su casa en Estados Unidos no ha dejado de sonar desde que en la madrugada del lunes se conoció la derrota del chavismo. ‘Si la oposición cumple con su promesa de interrumpir los suministros de petróleo el Gobierno de Raúl Castro enfrentará serias dificultades, aunque no tan terribles como en los noventa, pues entonces la dependencia cubana de la URSS era aún mayor”, asegura Mesa-Lago (La Habana, 1934), profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh y consultor de diversos gobiernos e instituciones latinoamericanas. Ante la situación que se avecina, indica que acelerar las reformas estructurales en Cuba y abrirse a una negociación más fructífera con EE UU sería lo lógico.

Pregunta. ¿Hasta qué extremo depende la economía cubana de la venezolana en este instante?

Respuesta. Aún no hay datos definitivos de 2014, pero en base a los de años anteriores puede dibujarse el siguiente panorama: 1) en 2012 Venezuela concentró el 44% del volumen total de comercio externo cubano, aunque este disminuyó al 35% en 2013; 2) Venezuela compra servicios profesionales cubanos (médicos, enfermeras, maestros) por valor de 4.700 millones de euros, lo que compensa el déficit en el comercio de bienes (8.900 millones), resultando un ligero superávit en el balance global; 3) Caracas suministra 105.000 barriles diarios de petróleo a precios preferenciales, lo que cubren un 60% de las necesidades de la isla. Además refina crudo venezolano en Cienfuegos, que deja un excedente que La Habana exporta al mercado mundial; y 4) la inversión directa venezolana promedió hasta 2012 unos 1.500 millones de euros anuales y ha sido crucial.

P. En numerosos artículos ha advertido de lo peligroso de dicha dependencia…

R. Es imposible que otra gran potencia ocupe este lugar y reemplace a Venezuela, ni China, que es el segundo socio comercial de Cuba, con solo el 9% del comercio exterior cubano, ni Rusia, que tiene 1% y es el décimo cuarto socio comercial, por debajo de EEUU, que ocupa la oncena posición.

P. Uno de los pilares del intercambio entre Cuba y Caracas son los servicios médicos que la isla ofrece través de sus cooperantes en territorio venezolano. Pero la oposición podría acabar con ello

Se estima que Cuba tiene unos 40.000 profesionales de la salud en Venezuela, aunque su número parece haber disminuido en los últimos tiempos. He calculado que Venezuela paga por cada profesional un promedio de 10.600 euros mensuales, 27 veces el salario promedio de un profesional venezolano. Por tanto, hay un subsidio encubierto que recibe el Gobierno cubano, que paga solo una pequeña fracción a sus médicos. Es imposible que otro país abone un subsidio igual. El segundo comprador de servicios médicos cubanos es Brasil, y paga muchísimo menos que Venezuela.

P. ¿Es exagerado evocar la pesadilla del Periodo Especial si se produce una interrupción abrupta de los suministros?

R. Sin duda, de suceder, se desataría la mayor crisis desde 1990, aunque la dependencia cubana con la URSS era mucho mayor entonces. Si Cuba realizaba el 69% de su comercio exterior con Moscú, con Venezuela esta cifra es del 35%, y además las cosas ahora son distintas -La Habana ha incrementado la producción de petróleo nacional, hay más la inversión extranjera y existe una mayor diversificación de socios comerciales-. De todas formas, la crisis sería severa y con una situación política más difícil que en los noventa.

P. Algunos analistas piensan que la derrota del chavismo podría acelerar las reformas de Raúl Castro

R. Las reformas de Raúl son importantes y van en la dirección correcta. Pero su ritmo es muy lento, no son todo lo profundas que se requiere y enfrentan fuertes desincentivos -altos impuestos al sector privado, restricciones al empleo de asalariados, en la propiedad, etc.-, por lo cual no han generado resultados macroeconómicos tangibles. Varios economistas cubanos, cuya opinión comparto, llevan planteando hace tiempo la necesidad de acelerar las reformas debido al riesgo que supone la dependencia con Venezuela. Pero hasta ahora el lema de Raúl ha sido que las reformas van “lentas pero sin pausa”. Veremos ahora.

P. ¿Ha cambiado algo en la isla con el acercamiento a EE UU? ¿Se ha avanzado en el proceso de reformas?

R. No, el ritmo sigue siendo el mismo. Por ejemplo, la unificación monetaria es esencial por las enormes distorsiones que provoca y las dificultades que impone a la inversión extranjera; esto ya se admitió en 2011, y en 2014 se aprobó una resolución sobre dicha reforma, pero han pasado cuatro años y todavía no se ha ejecutado. Económicamente, lo más importante que ha ocurrido hasta ahora es que el turismo estadounidense aumentó un 50% en el primer semestre de 2015, y se espera un crecimiento mayor en el año. Como este turismo genera mayores ingresos, habrá records en el número de turistas y en el ingreso bruto correspondiente.

P. ¿Volverá a ser Washington el primer socio de La Habana?

R. En un ensayo que publiqué en el Real Instituto Elcano el pasado mayo analice este tema. Han pasado más de seis meses y Barack Obama ha dado varios pasos importantes: sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, flexibilizar los viajes de estadounidenses a la isla, reabrir las embajadas y facilitar que bancos extranjeros hagan transacciones con Cuba, además de pedir -sin éxito- al Congreso que elimine el embargo. Raúl liberó inicialmente 53 presos políticos y en la Cumbre de Panamá aseguró que Obama era una persona decente y mejor que sus once antecesores, pero no ha respondido a los pasos de Obama con concesión alguna. De hecho, Cuba reiteradamente demanda la devolución de la Base de Guantánamo o la compensación a Cuba por los daños causados por el embargo. Estas demandas son negociables de manera discreta entre ambos países, pero las exigencias públicas y la falta de respuesta de Raúl dan municiones a los que apoyan a ultranza el embargo. Raúl tiene una oportunidad con Obama, pero ignoramos si el próximo presidente de EEUU tendrá una actitud similar, por ello lo lógico sería acelerar las reformas estructurales y abrirse a una negociación más fructífera con EE UU.

P. El petróleo venezolano fue el cemento que Chávez utilizó para construir el eje del Alba ¿La nueva situación en Venezuela podría alterar los equilibrios en la región?

R. Respecto al Alba, ya ha ocurrido una disminución de suministro de petróleo a precios subsidiados a varios miembros de esa Alianza y es probable que disminuyan aún más con la mayoría de la Asamblea en manos de la oposición. A ello se añade la pérdida del poder de Cristina Fernández en Argentina y el cuestionamiento parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil, por lo que, efectivamente, la correlación de fuerzas se altera.

P. ¿Qué ha dejado en Venezuela el socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez? ¿Qué es rescatable y qué es urgente cambiar?

R.Desgraciadamente, muchos de los avances sociales que se lograron inicialmente en Venezuela, como la disminución de la pobreza y de la desigualdad en el ingreso, la extensión de los servicios de sanidad y la vivienda, han sido erosionados por la debacle económica bajo Nicolás Maduro. La caída del PIB es del 10%, la devaluación del bolívar y la fuga de capitales es enorme, y a ello hay que sumar una inflación de 200%, junto a una violencia y corrupción sin paralelos en la región. No va a ser fácil a la oposición resolver esos problemas, especialmente si Maduro termina su mandato presidencial. Urge avanzar en el proceso democrático con una oposición unida, que actúe de manera eficiente y razonable para mantener su mayoría, liberar a los presos políticos y comenzar lentamente el proceso de recuperación económica. Pero es importante recordar que Chávez llegó al poder debido al enorme vacío político que existía en Venezuela y el apoyo de los grupos de más bajo ingreso; es crucial rescatar los programas sociales, aunque con una administración más eficiente y transparente que los focalice en los pobres.

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Autor: elpais.com