Comentarios de una madrina
PayoLibre
Como tantos españoles durante años crecí oyendo los logros de la revolución, sobre todo en lo que a Sanidad y Educación se refieren. Parecía que Fidel era diferente, y que su revolución caminaba. Cuando alguien me comentaba algo yo pensaba que era para desprestigiar al régimen, pues aún sin ser simpatizante pensaba que en Cuba se había logrado cosas, pero la realidad poco a poco se fue imponiendo.
Con la llegada de Internet y mi posterior adquisición de un ordenador comencé a interesarme por el país caribeño. Empecé a entrar en páginas y foros cubanos y a conocer la cruda realidad de lo que en la Isla sucedía. Ni la educación era tal, pues a veces se confunde educación con adoctrinamiento; ni la Sanidad era la que vendía el régimen: hospitales que parecían salidos de una película de terror, niños pioneros «queriendo ser como el Ché» (aún existe el mito, pero algún día caerá) y gente con muchas dificultades para saber lo que se va a llevar a la boca cada día, y todo esto vendiéndose como los logros de la revolución. ¡Hasta dónde puede llegar el cinismo de los dirigentes!
Y así sucedió que un buen día entré en una página del MDO de Camagüey y vi la foto de una mujer a la que le entregaban unas barras de pan, un paquete de detergente, y algo más que no recuerdo y que comentaba que su esposo, el Dr. Alfredo Pulido, se encontraba en prisión por violar la ley 88.
En aquel momento decidí que había llegado la hora de hacer algo y no ser una simple espectadora de las que entran en los foros a decir lo mal que están las cosas en Cuba y vociferar contra el Comandante, quien dicho sea de paso parece importarle poco los sufrimientos de la población y lo que el mundo piense de él.
Posteriormente contactaría con Solidaridad Española con Cuba (DamasdeBlanco.com), que ha sido una web pionera en ayudar a estas mujeres, a lo largo de todo este tiempo.
Ya van 8 meses. Ha habido momentos en los que he tenido ganas de tirar la toalla, pues las condiciones no son fáciles: llamar a Cuba es caro, con lo cual no te puedes eternizar, y la correspondencia no siempre llega, pero gracias a esta organización que es un apoyo para las madrinas (que también necesitamos que nos den ánimos) hoy por hoy sigo siendo la madrina de Rebeca.
Para mi es una satisfacción que cuando llegan mis paquetes todos lo esperan como si de los Reyes Magos se tratara: para Alfredo medicinas, leche condensada y alguna cosa más; para el abuelo algún recuerdo de cuando a Cuba llegaban cosas procedentes de España, a veces dice: «¡¡Ah, esto lo comí yo hace más de 50 años!!», refiriéndose a algún producto navideño; para Rebeca y su hijo alimentos y algún dinero y esa familia vive un pelín mejor.
Como anécdota os cuento que el primer libro que le envié a Alfredo se titulaba: Templarios y Masones, sin saber que él es masón, y es que las casualidades no existen. Por eso me gustaría que más gente se animara, y que cada uno, según sus posibilidades, ayudara en algo, allí siempre es bien llegado.
Enlaces: Las Damas de Blanco
Autor: Cecilia Molinero-Payolibre