Termómetro político – El País
Se avecinan cambios en Cuba. Castro II comienza tímidamente a realizar pequeñas reformas económicas. Está por ver si se avanza de lo simbólico a lo fundamental, y también cuándo llegará esa ola de cambios a la política. Hay diques de contención que deben abrirse antes de que eso pase.
En cualquier caso, entre los indicadores que pueden servir de termómetros del grado de cambio político real, hay uno que es crucial: el número de presos de conciencia que el régimen mantiene secuestrados en sus mazmorras. Como ha indicado recientemente Olivier Basille, de la ONG Reporteros Sin Fronteras, «la mejor manera de medir la libertad en Cuba es ver cuántos compañeros periodistas siguen encarcelados».
La liberación incondicional de todos los presos de conciencia es el paso necesario, aunque no suficiente, para lograr plenas libertades para los cubanos. Después de eso, habrá que pilotar numerosas reformas que transformen el andamiaje legal de la dictadura en un sistema político liberal y democrático.
Y, sobre todo, habrá que devolverles a los cubanos sus derechos políticos y civiles en la práctica. Pero nada de eso puede plantearse mientras exista en las cárceles de Cuba un solo hombre encarcelado por defender pacíficamente sus ideas democráticas.
Autor: Ricardo Carreras Lario