Una mujer sola – Encuentro
Moraima León vive en Manicaragua y su esposo, Arturo Pérez de Alejo, en Guajamal, en las inmediaciones de la ciudad de Santa Clara. Ella, en la casa de siempre, con sus dos hijas, Claudia y Elia. Él, en el calabozo de una de las prisiones más sórdidas y sombrías de las 300 que insultan el mapa de la Isla.
Pérez de Alejo era bibliotecario independiente y activista del Movimiento Cristiano Liberación, que preside Oswaldo Payá Sardiñas. Dirigía la Organización Independiente de Derechos Humanos Escambray.
Estudió técnico medio en topografía y se desempeñó durante muchos años como trabajador agrícola en el cultivo del tabaco.
En la primavera de 2003 la policía política lo arrestó en su casa de Manicaragua, en el centro sur del país, y después de un juicio sumarísimo fue condenado a 20 años de prisión. Antes de ser destinado a Guajamal, estuvo en las cárceles de Ariza, en Cienfuegos, y en la de Kilo 5, en la provincia occidental de Pinar del Río, a cientos de kilómetros de su residencia.
Pérez de Alejo, de 56 años, padece ahora mismo varias enfermedades y su permanencia en prisión en condiciones muy difíciles hace que no pueda salir de su crisis de salud.
´Un guajiro con alma y corazón de arriero´
La señora Moraima León le acaba de conceder una entrevista a la periodista María Ángeles Altozano, directora de comunicación de la ONG Solidaridad Española con Cuba. En la conversación expone la gravedad del caso del líder opositor.
«Estoy muy preocupada, esto es terrible. Hace ya cuatro años que está preso y la situación empeora. Muchos de los prisioneros están muy enfermos y se ponen cada día peor en las cárceles. Arturo entró con una o dos enfermedades y ya tiene siete», dice la mujer.
Moraima León habla de la mala atención médica y de la pésima alimentación que reciben los prisioneros. «Este es el mismo relato triste y real que repiten indignadas cada una de las Damas de Blanco (movimiento que agrupa a los presos del llamado Grupo de los 75) cuando hablan de la situación de sus familiares».
Ella considera que su esposo está grave. «Tiene ya siete problemas crónicos. Uno de ellos es una artritis generalizada. Él siente mucho dolor. Cada día que pasa se va poniendo peor porque la situación en la cárcel es muy mala, hay malas condiciones, mucha frialdad».
La esposa de Pérez de Alejo opina que en los últimos meses, bajo el mandato interino de Raúl Castro, no se ha visto ningún cambio favorable a la situación de los presos políticos: «Al contrario, lo que hay es mucha represión».
El prisionero, que acaba de recibir entre rejas la noticia de la muerte de su padre, según su esposa, se conduce con sosiego, inteligencia y firmeza cuando ha entrado ya en el cuarto año de su prisión política.
El reconocido corresponsal independiente Guillermo Coco Fariñas, definió una vez a Pérez de Alejo como «un guajiro con alma y corazón de arriero».
Quiero compartir con los lectores de Encuentro en la Red algunas líneas de una carta que le dictó ese corazón a Arturo para que se la enviara a un amigo del exilio: «Debo decirte que el sufrimiento que yo puedo experimentar en este injusto encierro es ínfimo comparado con la felicidad que siento al saber que ese sacrificio no ha sido en vano… Soy yo quien me siento orgulloso de ustedes y de ese exilio que tanto apoyo nos ha brindado en estos momentos difíciles, en esta fase terminal del régimen».