A pesar de su rostro aniñado, Katia Sonia Martín Véliz lleva más de 12 años trabajando como periodista independiente en la Agencia Libre Asociada (ALAS) de Cuba. Desde hace algunos meses, también colabora con la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), especialmente en su última campaña Con la misma moneda. Un proyecto cuyo objetivo es demandar al gobierno la aceptación del peso cubano en todos los establecimientos del país para así restaurar el valor de la moneda nacional.

Estas actividades han situado a la periodista en el punto de mira de la dictadura castrista y las consecuencias no se han hecho esperar. Katia ha tenido que hacer frente al encarcelamiento de su marido, sufrir fuertes amenazadas, represión y mucho miedo. A pesar de todo, asegura en voz alta: ¡No nos doblegarán!.

RME – Buenas tardes Katia, ¿cómo está?

Katia Sonia Martín (KSM) – Bien, gracias. – (Su voz suena joven, increíblemente dulce para una mujer que vive amenazada).

RME – Además de su labor como periodista independiente en Cuba, últimamente también se ha implicado con la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR). ¿Cuénteme en qué están trabajando?

KSM – Ahora mismo estamos con la campaña Con la misma moneda. Se trata de un proyecto a nivel nacional para recoger las 10.000 firmas necesarias para presentar un proyecto de ley ante la Asamblea Nacional, de acuerdo a la legislación vigente. Lo que le pedimos al gobierno cubano es la recuperación del valor de la moneda nacional.

RME – ¿Confían en el éxito?

KSM – Sí, claro. Llevamos cerca de un año y ya tenemos 7.200 firmas. Eso teniendo en cuenta que en ocasiones la policía nos las ha incautado. El trabajo es difícil porque, imagínate, una persona que se pasa el día recogiendo firmas y luego se las quitan… Es complicado. Pero estamos convencidos del resultado, el derecho nos asiste.

RME – ¿Y el apoyo? ¿Se sienten arropadas?

KSM – Tenemos el apoyo de mucha gente. Hay que tener en cuenta que este es un proyecto económico y no es político, aunque tenga que parar en manos de ellos (el régimen). Las personas de las zonas rurales son las que más nos ayudan, no hay que olvidar que FLAMUR es la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales, y en Cuba la mujer rural es la que más trabajo pasa para sacar adelante a su familia. Durante los doce meses que lleva en marcha el proyecto, es en estas zonas rurales donde más firmas hemos recogido.

RME – Dejando a un lado su labor en FLAMUR… Lleva más de una década trabajando para la Agencia Libre Asociada (ALAS). ¿Le ha traído muchos problemas trabajar como periodista independiente en un país como Cuba?

KSM – La verdad que no es fácil. Nosotros sacamos noticias de todo tipo, sobre todo de presos políticos, que es el tema fundamental. Y esto no gusta mucho aquí. El hecho de escribir sí que trae problemas. Hay cosas que ellos (el régimen) no quieren que se divulguen y vienen a reprimirte, te citan y te hacen pasar un mal rato. A mí personalmente me amenazan con que me van a quitar a mis dos hijas gemelas de cuatro años y que se llevarán preso a mi esposo otra vez.

RME – El pasado 22 de julio del 2005 el marido de Katia, Ricardo Santiago Medina Salabarría, Vicario General del Catolicado Ortodoxo Romano Bizantino de Cuba, resultó detenido tras un mitin de repudio que le hicieron brigadistas de respuesta rápida cuando se disponía a participar en una actividad, convocada por Martha Beatriz Roque Cabello, por la libertad de los presos políticos frente a la embajada francesa en La Habana. Medina permaneció 15 meses en prisión acusado de incumplir la Ley 88, conocida como la Ley Mordaza.

Katia tiene grabado a fuego el momento en que a ella y a sus pequeñas las separaron de Ricardo.

KSM – Varios agentes irrumpieron en mi domicilio de La Habana y se llevaron a mi esposo de forma violenta. Vivimos en un quinto piso y lo bajaron hasta la calle a golpes, lo que le provocó una contusión en las vértebras de la columna. Pero lo que más me duele es que mis hijas lo presenciaran todo, incluso han necesitado ayuda psicológica para superarlo.

RME – En ese instante, a través del teléfono, escucho la puerta de entrada del domicilio de la abuela de Katia, en Santa Clara. Es Ricardo que viene del hospital, su abuela de 86 años está ingresada pendiente de una operación. Tal y como me comenta Katia, la intervención va a tener que esperar un día más debido a la descoordinación y falta de medios de los hospitales cubanos.

KSM – ¿Le gustaría hablar con mi esposo?

RME – Por supuesto, será un placer.

No puedo dejar pasar la oportunidad de que el sacerdote ortodoxo Ricardo Santiago Medina me cuente de primera mano sus vivencias en la cárcel. Tras una breve presentación, comienzo con las preguntas.

RME – ¿Podría expresarme qué impresiones tuvo durante los 15 meses que permaneció en prisión?

RSM – La situación en las cárceles de Cuba es crítica, pero mucho más precaria es la de los presos políticos. No tenemos el mismo tratamiento que los presos comunes, nosotros somos injustamente condenados, en mi caso 15 meses. Somos maltratados, golpeados, se nos niega la asistencia religiosa, el médico. Los propios carceleros alientan a los otros presos para que nos agredan, con promesas de más visitas conyugales. Además, nos hacen compartir celda con drogadictos, enfermos mentales, asesinos o violadores. Como le digo es muy crítico. El presidio político en Cuba tiene que desaparecer. Los índices de población penal en la isla son elevadísimos, y eso que muchos casos no son informados porque las familias reciben amenazas para que no lo hagan.

RME – Hábleme de las condiciones de las cárceles.

RSM – Es muy común ver a personas agredidas, por menos de nada te dan una puñalada. La alimentación es pésima, yo vi como repartían pescado podrido, totalmente putrefacto. Los alimentos se trasladan en vasijas que son empleadas también en los baños, en la limpieza de locales y en el lavado de la ropa de los prisioneros. Un baño para 72 personas, con una higiene impropia para seres humanos. Además, el agua del penal es de presa, no se purifica adecuadamente y se reparte en pipas una vez al día… Le podría contar tanto.

RME – Conociendo las durísimas condiciones de las prisiones, es normal que la gente tenga miedo. El régimen encuentra en ese terror un instrumento de control.

RSM – En mi caso es un orgullo haber sufrido presidio político. Disfruté el presidio, es algo contradictorio, pero hay que vivirlo. Cuando te violan tus derechos, sacas una fuerza interior increíble por la fe, el amor a la patria y a tus hermanos. Esta fuerza interna te da el valor de hacer lo que no hiciste en la calle. Aunque siento no haber vivido una etapa de mis hijas, esa cuando empiezan a hablar, cuando más necesitan protección y amor.

RME – ¿Qué le diría al pueblo de Cuba? A todas esas personas que viven atemorizadas.

RSM – Les diría que el día del cambio está bien cerca, ya lo palpamos. Hay que vivir dentro de una prisión para ver como se manifiestan los presos y los familiares. Que no cierren sus corazones, que todos somos cubanos. El pueblo de Cuba, los que sufrimos aquí y los que sufren en el exilio, tenemos que unirnos para lograr la libertad. Tomemos conciencia y responsabilidad. De lo contrario, nunca vamos a alcanzar la democracia en nuestro país. Porque no queremos una estabilidad, queremos la libertad para Cuba. Aunque nos amenacen no nos dejaremos amedrentar. Con la fuerza que me da Cristo, seguiré luchando pacíficamente, sin temor de volver a prisión, por los derechos del pueblo de Cuba.

RME – Sus palabras son todo un ejemplo de valentía y coraje. Muchas gracias por atenderme.

RSM – Gracias a usted y a todos los que, fuera y dentro de Cuba, trabajan por la libertad y los derechos de l pueblo cubano. De corazón, gracias.

Es el momento de despedirme de Katia, no sin antes darle la oportunidad de que, ella también, lance un mensaje.

KSM – Me gustaría pedir que nos apoyen porque estamos luchando por la libertad de Cuba, que ya es hora, ya hemos sufrido bastante. Sobre todo el respaldo internacional, ellos con el acceso a Internet están mejor informados incluso que los propios cubanos de lo que sucede en la isla. Aquí nadie sabe nada de ese señor (Fidel Castro) ni de su enfermedad. Aquí no tenemos acceso a la red, no tenemos ni siquiera computadoras. Yo para mi trabajo de periodista sólo cuento con una antigua máquina de escribir. Mi marido se pone en una punta de la cinta y yo con un lasto de aceite voy escribiendo. Ni siquiera tiene signo de interrogación y lo tengo que poner con un bolígrafo. Imagínate el trabajo que supone sacar una noticia. Además, hay páginas que ni siquiera se pagan, es un trabajo que hacemos de corazón. Ya ves como están las cosas. Espero que algún día nos riamos de todo esto.

RME: Gracias por sus palabras.

______________________________________________________________
La dirección de Katia, para poder apoyar a su familia es: Santo Tomás No. 359 Apto. 1 (azotea) e/ Árbol Seco y Retiro, Municipio Centro Habana, Ciudad Habana.

Autor: R.M.E.