Sorprende, casi tanto como la frase real, que nadie se haya referido a este asunto y que se asuma con tanta naturalidad que países democráticos tengan de compañero de mesa a un régimen dictatorial. No olvidemos que en la Cumbre de 1996, todos los Jefes de Estado y de Gobierno presentes en la Cumbre, incluyendo a Fidel Castro, firmaron la Declaración de Viña del Mar, donde se reconocía a América como una región de esencia democrática. El gobierno cubano se comprometió entonces a fortalecer las instituciones y la cultura democráticas en su país. Han pasado más de 10 años y en la isla nada ha cambiado. Los cubanos siguen oprimidos por su régimen. ¿Por qué nadie le recordó al vicepresidente cubano, Carlos Lage, que su país viola sistemáticamente los derechos de sus ciudadanos y que su gobierno no cumple los acuerdos que firma?

Esta Cumbre ha servido para llegar a acuerdos sobre pensiones o migración, en principio beneficiosos. Pero lamentablemente también ha servido para legitimar una vez más al gobierno cubano, invitándole a compartir la misma mesa donde se sientan los gobiernos democráticos. Alguien en la cumbre debería haber enviado a Fidel Castro o a su hermano Raúl la siguiente pregunta: “¿Por qué no democratizas?”.

Autor: SEC