Belinda Salas Tápanes es la nueva presidenta de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) y además es periodista independiente de la Agencia Libre Asociada (ALAS). Su trabajo le ha costado más de un arresto, sin embargo Belinda piensa seguir adelante. Considera que el cambio en Cuba está cerca y asegura sentirse respaldada por el pueblo cubano, especialmente por los jóvenes. Un apoyo que recientemente se materializó en la campaña Con la Misma Moneda, llevada a cabo por la FLAMUR. Más de 10.000 cubanos apoyaron con su firma este proyecto económico cuyo objetivo es demandar al gobierno la aceptación del peso cubano en todos los establecimientos del país para así restaurar el valor de la moneda nacional. De esa manera los cubanos podrían adquirir bienes y servicios con la misma moneda en que reciben sus salarios.

La recogida de estas firmas, cuenta Belinda, no fue tarea fácil, la policía política llegó a incautarles más de 5.000. Sin embargo, la constancia de estas mujeres hizo que consiguieran las 10.000 firmas que exige la Constitución cubana para considerar una iniciativa de ley.

Posteriormente, FLAMUR llevó a cabo una encuesta nacional, por toda la isla, que demostró que sus propuestas de reforma son tremendamente populares. Más del 90% de la población las respalda. La campaña Con la Misma Moneda continúa.

RME – ¿En qué punto se encuentra en estos momentos la campaña Con la Misma Moneda?

Belinda Salas (BS) – Ahora estamos esperando la respuesta de la Asamblea Nacional del Poder Popular ya que el pasado 21 de noviembre presentamos más de 10.000 firmas, como establece la Constitución, para hacerle una petición al gobierno de que con la misma moneda que se le paga el trabajo al cubano pueda adquirir los productos de primera necesidad en cualquier tipo de establecimiento del país.

No es un secreto para nadie el apartheid económico al que está sometido este pueblo cuando cobra su salario en peso cubano y debe acceder a la red comercial en CUC, moneda convertible, a la cual el cubano no tiene acceso. Esto ha traído lógicamente una situación de choque para la población que depende obligatoriamente de una moneda a la que no tiene acceso.

RME – En un país como Cuba, sin derechos ni libertades, debió ser muy complicado llevar a cabo este proyecto.

BS – Tuvimos y tenemos que hacer frente a todo tipo de represión por la recogida de estas firmas. Mujeres y hombres, porque también hubo hombres que participaron en esto. Y gracias a todos ellos se pudo recoger la cantidad de firmas necesarias y continuamos recogiendo más hasta recibir una respuesta, incluso pensamos volver a entregar otra lista más adelante.

Perseguimos un derecho que es básico en la Constitución, un derecho que nos está asignado por la Constitución y el cual esperamos. No una respuesta ni en positivo ni en negativo, sino sencillamente las mujeres de FLAMUR estamos exigiendo un derecho que es nuestro.

RME – Es vuestro derecho, eso está claro, pero habéis tenido que superar muchos obstáculos ¿no es cierto?

BS – Las mujeres de FLAMUR hemos pasado miles de adversidades. Incluso el mismo día de las firmas se suponía que teníamos un chequeo bien estricto por parte de la policía política. Este proyecto de ley está encaminado a presentarlo junto con las firmas y debe tener una dirección, en este caso es mi casa, a donde va dirigido el proyecto. Y el día que se iba a hacer la entrega llevamos una caja que decía: “FLAMUR, Con La Misma Moneda”, y por un tema de precaución, por un tema de cuidar, la caja iba vacía, yo iba con la caja pero la caja iba vacía, iba otra persona con un maletín donde realmente estaban las firmas. En el momento de entrar en la Asamblea Nacional había un funcionario de la Asamblea Nacional y un oficial de la policía política y este me dijo que solamente podía entrar una persona a hacer la entrega, entonces soy yo la persona que entra. Y una vez dentro me giro y le digo a Katia Sonia: “Katia toma la caja”, y entonces cogí el maletín y la prensa que estaba ahí me preguntaba: “¿cómo es que entra usted sin las firmas, dónde están las firmas?”, y es entonces cuando les informo que las firmas realmente están en el maletín, la caja estaba vacía por temas de seguridad, de que pudiera suceder cualquier cosa en el camino y nos las quitaran.

RME – Porque no sería la primera vez…

BS – Durante todos estos meses nos han quitado más de 5.000 firmas. La policía fue a por ellas en registros, detenciones y tenían un seguimiento total. Estaban en función de eso porque saben que se trabajó mucho, muy seguido, en un año y medio logramos reunir la cantidad de firmas necesarias, incluso logramos verificarlas. Trabajamos muchas personas en este proyecto, que es un proyecto económico porque lo que realmente pide es la mejoría de la población, sobre todo de las zonas rurales que son las más afectadas.

RME – Y esta petición, tal y como cuentas, no le ha gustado nada al gobierno que no ha dudado en perseguiros.

BS – A mí por ejemplo me han arrestado, me han quitado la camiseta de la campaña. Yo he estado en la calle con la camiseta y a mí me la han quitado y me han querido dar otra del primero de mayo y me han tenido que llevar para mi casa porque yo ese pulóver no me lo iba a poner. Yo he sufrido tensiones, si me pongo a hablarte de detenciones no terminaría.

RME – En tu caso además de tu pertenencia a la FLAMUR, tu trabajo como periodista independiente tampoco está bien visto por las autoridades.

BS – Aquí trabajamos bajo constante acoso. La labor de escribir es muy complicada. Si tienes en cuenta que el periodista independiente en nuestro caso es imparcial, nosotros no trabajamos para el órgano oficial del partido comunista, ni para el órgano oficial de la Juventud Cubana, nosotros trabajamos de manera imparcial, nosotros estamos denunciando constantemente violaciones de derechos humanos, nosotros estamos al tanto de los hombres que están presos, de su familia, de las violaciones que se cometen a diario, del hospital que le falta agua, que no tiene luz… Y eso realmente molesta al gobierno, los periodistas independientes en Cuba corren un grandísimo riesgo. Aquí la gran mayoría de los periodistas, yo te diría que el 100% de los periodistas, trabajan por vocación, porque lo sienten, porque realmente no te dan trabajo aquí en Cuba, a nosotros no nos dan trabajo aquí en Cuba.

RME – Por un lado la FLAMUR habéis estado acosadas por el gobierno pero por otro el pueblo os ha respaldado.

BS – En esta campaña nosotras recibimos mucho apoyo porque es un proyecto económico, no implica nada político, es un proyecto económico que busca la mejoría de la población. Sí tiene que ver una cosa con la otra porque realmente, como ya te decía, la economía está devastada porque este sistema político ha llevado a la economía al desastre. Hubo un tiempo que aquí había trabajadores por cuenta propia, pero ahora prácticamente esto nos lo están quitando. Nosotros no tenemos prácticamente derecho a la libre asociación, ni a tener microempresas, pequeñas empresas, y eso es lo que realmente la FLAMUR persigue, que las mujeres campesinas puedan tener sus microempresas, que puedan realmente tener una empresa pequeña que les de el sustento de su familia. Eso está prohibido aquí.

RME – ¿Tenéis esperanza en que la campaña haya servido para algo? ¿Creéis que una reforma es posible?

BS – Nosotras quisimos hacer las cosas en el marco de lo que está establecido en un país totalitario, y lo que está establecido es presentar 10.000 firmas. Nosotras lo hicimos y lo hicimos con la mejor intención, para demostrarle al gobierno primeramente que hay una población, inmensamente joven que participó, porque los jóvenes fueron los que más firmaron porque son los que menos probabilidades de mejoría tienen, no hay futuro aquí para la juventud, ellos fueron los que más firmaron.

En un principio cuando tú les decías nombre y carnet de identidad pensaban, pero cuando les explicabas que esto no es un proyecto político es un proyecto económico se solidarizaban y firmaban. Nosotras no es que esperemos una respuesta, nosotras hicimos las cosas en el marco de lo que está establecido, pero amén de todas esas cosas nosotras seguimos recogiendo firmas, es como para decirle al gobierno: “aunque tú estés sordo yo te sigo recordando que yo estoy en mi derecho”. Así que seguimos recogiendo firmas.

RME – ¿Qué significa el haber logrado recaudar y entregar las firmas?

BS – Es importante porque le demostramos al gobierno que hay una población inconforme con el apartheid económico que hay aquí. Ya le demostramos ya. Nosotras entregamos 10.738 firmas exactamente, nosotras le pudimos demostrar al gobierno que hay un apartheid económico y una población inconforme, sobre todo joven, sobre todo una población joven muy inconforme.

En Cuba hay mucha juventud todavía un poco desorientada por el mismo sistema político y económico que hay. La juventud aquí no tiene acceso prácticamente a ningún tipo de recreación, incluso aquí los estudios son dirigidos, las escuelas están politizadas, hay una asignatura que es militar, se llama preparación militar, es obligatoria, si uno no la hace suspende, le echan… es complicado. La universidad es para los revolucionarios, no hay quien se exprese de una manera amplia o abierta en la escuela. Entonces hay una juventud un poco desorientada pero una juventud que por la misma desorientación busca información en nosotras, con los periodistas. Y ese es el temor que yo sé que tiene el gobierno en este momento, que la juventud se le esté yendo de las manos. Hay una juventud revolucionaria, pero no revolucionaria como ellos piensan sino como pensamos nosotras, una juventud pendiente del cambio, a ver qué va a pasar, en qué puedo colaborar. Ya no son los tiempos de antes, ya los vecinos no te ven igual, cuando te quieren hacer un acto de repudio tienen que traer personas de otros lugares porque los vecinos, al menos en mi caso no se prestan para eso. Los vecinos saben que yo no soy terrorista, ya la población abre los ojos y sabe bien quienes somos nosotras.

RME – ¿Crees que todo esto es síntoma de que el cambio está cerca?

BS – En estos momentos existen proyectos que están presionando al gobierno a tomar medidas de cambio, Raúl no es igual que Fidel, nosotros no sabemos dónde está Fidel, en realidad no se sabe, es una especie de secreto de estado. Pero, como te decía, hay proyectos tan atrevidos como este nuestro que ya están obligando a tomar una decisión de cambio en cualquier momento, si no es de una manera es de otra pero ya el cambio no está lejos. Ellos –los gobernantes—están temerosos de tantas presiones. Intentan cerrar todo tipo de información, los cubanos no tenemos acceso a Internet, no tenemos acceso prácticamente a ningún tipo de radios internacionales, pero ya cada día son más las personas que tienen solidaridad con nosotros, personas que vienen de otros lugares. Ahora el coste político es muy grande, Cuba no está en condiciones de asumir 10 presos políticos más, sería muy censurado en las Naciones Unidas, por ejemplo.

RME – Ya para terminar ¿cómo es tu Cuba soñada?

BS – Mi Cuba soñada es una Cuba sin los Castro, ni el uno ni el dos. Yo quisiera una Cuba con la gente mía, pudiéndonos sentar a dialogar, aquí tenemos excelentes líderes. Una Cuba libre sin tantas represiones y sobre todo que no haya tanta política y no haya tanto militar.

RME – Gracias Belinda.

BS- Antes de despedirme me gustaría mostrarle mi eterno agradecimiento a Magdelivia Hidalgo, representante de FLAMUR que está en EEUU. Creo que este proyecto es tanto de ella como nuestro. A veces pienso que ella hubiese querido estar en Cuba cuando se hizo esta campaña porque la fue luchando minuto a minuto. Y de verdad agradecerle a todas las personas que colaboran con nosotras, que nos visitan, que se preocupan, sinceramente gracias a todos.

Autor: R.M.E.