Es el primer día que un cubano puede hospedarse en un hotel y Rosaura, una profesora de inglés de unos 45 años, se ha instalado en el vestíbulo del Meliá Habana para gozar del momento. «Hasta ahora hubiera tenido que irme a Miami, sacar el carnet de apátrida indeseable y venir de turista para que me permitieran hospedarme en un hotel en el país donde nací, con plazas solo para los que venían de fuera. Hoy, finalmente, las cosas están cambiando», afirma mientras observa la recepción y respira hondo, como si quisiera llevarse consigo todo el esplendor ajeno.

«Solo vine a ver, a saber cómo se siente una al ser tratada como una persona cualquiera y no rechazada por ser cubana», agrega. La posibilidad de hospedarse en el Meliá sigue siendo una quimera para la inmensa mayoría de los cubanos. «Ni pensarlo. Es el hotel más caro de La Habana. Una noche en la más sencilla de las habitaciones cuesta 225 CUC pesos convertibles, 317,25 euros, casi lo que gano yo en un año. A lo mejor voy a la Habana Vieja, donde las hay a 52 73,32 euros, en los hostales Valencia y Mesón de la Flota». El salario medio mensual, según los datos oficiales más recientes (2006), es de 22,73 euros.

A simple vista todo parece igual, pero el cambio ha comenzado.

«Ahora depende de mí, de lo que yo gane, y no de alguien que decidió discriminarme. Nunca antes había entrado en mi vida en un hotel y hoy me puse la mejor ropita que tenía», dice Rosaura. Como el resto de los cubanos, ya puede alquilar cualquiera de las 46.000 habitaciones de las instalaciones hoteleras de la isla. Es uno de los pasos iniciales de la apertura anunciada por el presidente Raúl Castro cuando en su discurso de investidura, en febrero, dijo que había un exceso de prohibiciones en el país. Por ello, sorprende el silencio sobre estos cambios en la prensa cubana.

Hasta ahora, dicen en la recepción del Meliá, los cubanos se han limitado a llamar por teléfono y preguntar precios. Pero la agencia Habanatur ya contrató tres excursiones a Cayo Largo, y también podrán viajar en aviones a los polos turísticos.

Menos discriminaciones

Las autoridades habían argumentado que la medida discriminatoria se debía a la necesidad de reservar a los turistas las pocas capacidades con las que contaba el país, falto de esas divisas frescas para adquirir alimentos y medicinas. Aunque, más que ello, lo que existía era el propósito de impedir, con prohibiciones, que se manifestaran las reales diferencias entre los que tienen y los que no tienene recursos. Esos que cuentan con recursos en Cuba suelen ser definidos como gente con fe; es decir, familiares en el exterior. Las remesas provenientes en su mayoría de los enemigos de la Revolución residentes en EEUU han llegado a ser por momentos el recurso financiero más importante para la nación.

Productos inaccesibles

«Riquísimo, riquísimo, ¿no me veo con swing?», se escucha en la calle. Laura se pasa el móvil de una mano a la otra con el mayor cuidado del mundo y dice sentirse afortunada. Estudia preuniversitario, y su padre se fue de Cuba en una balsa «porque los americanos no le daban visado y no soportaba seguir viviendo aquí» y es quien le ha girado el dinero para tener su primer móvil. Aunque aún no puede utilizarlo, pues las líneas para los nacionales solo se podrán contratar a partir del próximo día 14 y a 111 CUC (156,51 euros). «Un amigo me va a enseñar a usarlo y lo primero que voy a hacer es llamar a mi papá».

En la calle 42 se pusieron a la venta motocicletas eléctricas. A diferencia de donde empezaron a ofrecer reproductores de DVD, aquí la actividad es mayor. Son de tecnología china y la más barata vale 1.120 euros. «Ni pensarlo, están muy lejos de mi bolsillo», afirma Carlos, de 25 años, que se escapó del trabajo a comprobar si era verdad lo que se decía.

Carlos asegura que la mayoría de la gente gasta su salario en comida, así que no va a tener acceso ni al móvil, ni a la informática. «Han liberado el consumo, pero ahora tienen que liberar cómo ganar dinero, y espero que ocurra pronto. Discúlpeme la comparación, pero es como inaugurar un baño nuevo y uno no tener que hacer de vientre».

Autor: HUGO L. SÁNCHEZ (publicado en El Periódico de Aragón)