Ironía, cinismo, extrema hipocresía… me vienen a la mente cuando leo la reciente noticia: “Más de 20.000 cubanos que residían ilegalmente en La Habana han sido expulsados”. Las palabras: cubanos y La Habana resuenan en mi cabeza. ¿Pero La Habana no es la capital de Cuba? Entonces… ¿Cómo va a ser ilegal una persona en su propia patria? No entiendo nada. Y sigo sin comprender hasta que encuentro información al respecto. En ese instante mi desorientación inicial deja paso a una total indignación.

Leo que el 22 de abril de 1997 Fidel Castro firmó el Decreto 217 que restringe la emigración interna a La Habana, violando así el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que garantiza el derecho a la libertad de movimiento dentro de las fronteras de un país y el derecho a entrar y salir del país natal.. ¿Cómo se justifica una norma tan absurda y arbitraria que le niega a una persona elegir su lugar de residencia dentro de su mismo país? Con una explicación igualmente absurda. Según el mayor de los Castro, el libre traslado a la capital podría poner en peligro la seguridad de Cuba debido a la falta de control estatal de las identidades de los residentes y huéspedes de La Habana. En otras palabras, la maquina represiva castrista consiguió con esta decisión un aumento del control del movimiento interno de sus ciudadanos.

Repito, ironía, cinismo, extrema hipocresía, eso destila el gobierno cubano cuando se atreve a criticar a la Unión Europea por las recientes decisiones adoptadas en materia de inmigración.

Autor: SEC