A través de la ONG Solidaridad española con Cuba recibí información de la situación desesperada de la familia del periodista y bibliotecario independiente Alfredo Felipe Fuentes, condenado a 26 años de prisión en los juicios de la primavera de 2003, bajo acusación de atentar contra la seguridad del estado: su esposa, Loyda Valdés, y su hijo, el médico y escritor Alfredo, han perdido sus trabajos, su hija está enferma y Loyda debe también ocuparse de su anciana madre.

El 26 de septiembre les envié 100€ desde Sevilla al Banco Popular de Cuba de Artemisa, donde viven, pero ese dinero me fue devuelto. A Loyda Valdés le dijeron en el banco que no tenían autorización para entregárselo. Mientras el Gobierno español dona millones a sus homólogos, se prodigan abrazos y escuchan impasibles al canciller Pérez Roque cuando afirma que en Cuba no hay presos de conciencia, yo no puedo enviar 100 miserables euros a una familia necesitada ni , al parecer, una caja de libros inofensivos, una caja de medicinas… La crueldad de este régimen no tiene parangón, y la cobardía de nuestro gobierno tampoco.