“Ese ridículo culto a la personalidad, ya no me da ganas de escabullirme, sino de quedarme; no me genera confusión, más bien claridad en torno a lo que no debemos consentir. En el futuro, nadie debe ser confundido con la Patria”. De esta forma tan contundente arremetía Yoani Sánchez contra los festejos a propósito del cumpleaños de Fidel Castro, que todavía hoy representan una de las celebraciones más laureadas de Cuba.

En 2004, esta joven filóloga cubana de 33 años decidió cambiar las letras por los bits y fundó junto a su esposo, el periodista Reinaldo Escobar, el portal “Desde Cuba”, un diario online independiente alejado de los convencionalismos oficialistas. Sin embargo, el paso más importante lo dio en abril de 2007, cuando inauguró su blog Generación Y, una aventura personal convertida con el tiempo en referente para disidentes y en diana para los más acérrimos defensores del régimen.

En abril de 2008 el diario El País la galardonó con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital, pero el gobierno cubano le denegó el permiso para viajar a Madrid a recoger el premio. Desde entonces, Yoani Sánchez ha traspasado la línea del anonimato para convertirse en todo un fenómeno mediático, tanto que fue seleccionada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

El gobierno cubano trata de minimizar su impacto acallando su voz, pero sus palabras llegaron a los oídos del mismísimo Fidel Castro, quien arremetió recientemente contra ella en el prólogo del libro ‘Fidel, Bolivia y algo más’. Sánchez asegura no tener más armas que sus palabras. Su blog, al que ella misma no puede acceder desde Cuba, es el resultado de “un proceso interior para sacar afuera el demonio del miedo, la apatía y la paranoia” que padecen muchos cubanos.

Especialmente los de su generación, la Generación Y, formada por personas que “todavía no han tenido voz para expresarse, y que pasan a engrasar las filas de la apatía y engrosar las cifras de inmigración”.

Internet es el engranaje perfecto para la máquina de la libertad de expresión, incluso en un país como Cuba, donde los ordenadores son todavía un bien escaso y donde navegar por la red es un lujo al alcance de pocos. Para Sánchez, “Internet no fue una decisión, sino la única posibilidad”. La red de redes funciona en la isla de una forma muy particular. A los internatuas oficiales hay que sumarle toda una miríada de redes alternativas de difusión de la información alimentadas por el mercado negro y justificadas por el torpe intento del gobierno por controlar la información.

Esta red informal y callejera es la que realmente retroalimenta a Yoani Sánchez, ya que su página está vetada en su país. Su blog no puede abrirse desde la mayoría de sitios públicos, ni siquiera desde los ordenadores de los hoteles. La bloguera actualiza su bitácora gracias a la colaboración de los internatutas extranjeros, que le reenvían los comentarios por correo electrónico, el único modo que le permite seguir las actualizaciones.

Yoani Sánchez asegura que es la ‘confianza ciudadana’ la que está levantando el país, y mantiene un cierto escepticismo en relación con los cambios de Raúl Castro. La blogera afirma que existe un aumento del deseo de cambio, en cierta medida movido por la prensa extranjera, pero sostiene que sólo se producen pequeños ‘ajustes’ que en la mayoría de las ocasiones quedan anulados por el miedo que todavía profesan los cubanos.

Sin embargo, según Yoani, ese miedo no siempre incita el desánimo. Para ella, el verdadero cambio se está produciendo en el interior de los cubanos, que han pasado de la apatía a la acción, de la resignación a la reivindicación, algo motivado por lo que ella llama “encarecimiento del coste de represión”. “No pueden acallar todas las protestas de golpe –afirma-, sería demasiado costoso”. Quizás gracias a ello, Sánchez reconoce no haber sido víctima de represiones directas, algo que permite expresar sus opiniones sin tapujos, sin condicionantes.“No quiero convertir mi blog en un espejo de mis lamentos”, asegura.

Hasta ahora, cada actualización de su bitácora recibe un promedio de 2 mil comentarios, muchos de ellos de ciudadanos cubanos que encuentran en la Generación Y, una válvula de escape para enfrentarse a la sin razón. Algo se empieza a mover en Cuba, aunque de forma invisible, casi imperceptible y a fuego lento, como casi todo lo cubano. A la pregunta sobre si le gustaría emigrar, la bloguera se niega rotundamente. Ya es demasiado tarde para volver la vista atrás.

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Autor: Sergi Alcalde/SEC