El consulado de España en La Habana está en candela. La chispa se ha encendido con la llamada ‘ley de nietos’: en realidad, una disposición adicional de la ley de Memoria Histórica que, a partir de mañana y por un plazo de dos a tres años, reconocerá la nacionalidad a numerosos nietos de emigrantes y exiliados españoles.

Centenares o tal vez miles de cubanos empezaron esta semana a formar cola ante el consulado – con gente durmiendo allí con tal de ganar posiciones-a fin de hacerse con la información y los impresos necesarios para optar al reconocimiento de la nacionalidad y por tanto del pasaporte español: un documento especialmente cotizado en un país cuyos ciudadanos padecen grandes trabas – desde dentro y aún más desde fuera-para viajar al extranjero. La enorme expectación creada hace previsible un aluvión de solicitantes a partir de mañana.

La nueva ley permite optar a la nacionalización – derecho de voto también incluido-‘a las personas cuyo padre o madre hubiese sido originariamente español’ aunque no naciera en España. En la práctica, se trata de los nietos de los emigrantes que tuvieron a sus hijos – padres de los ahora beneficiarios-en el país de destino.

Una reforma del Código Civil aplicada en el 2002 ya reconoció el derecho de nacionalización a los hijos de ‘españoles de origen’ nacidos en España. La eliminación de este último requisito amplía ahora sustancialmente el arco de aspirantes, que pueden superar ampliamente el millón si se suman los de Argentina, México, Rusia y Cuba, según estimaciones oficiosas pero prudentes.

Una condición que sí se mantiene es que el hijo del emigrante en cuestión – padre o madre del que ahora puede acogerse a la ley-naciera antes de la pérdida de la nacionalidad española de dicho emigrante y progenitor.

La isla caribeña recibió un total de 700.000 españoles entre 1902 y 1931. Pero esta cifra, con ser importante, no es lo que convierte a Cuba en el país donde el Gobierno espera un mayor impacto de la ‘ley de nietos’ y donde, en consecuencia, Exteriores ha casi duplicado la plantilla del consulado de la capital con la contratación de 35 personas que ayuden al medio centenar de empleados habituales a la hora de gestionar el alud de peticiones. El ingrediente adicional y decisivo en Cuba está en ese valor suplementario que aquí adquiere cualquier pasaporte foráneo que permita sortear, no ya el permiso de salida que el Estado impone a los suyos, sino los visados de entrada que tanto los países de la UE como EE. UU. exigen a los ciudadanos exclusivamente cubanos.

Por eso la ‘ley de nietos’ viene ocasionando en la isla un creciente runrún que ahora es ya griterío nacional y constituye uno de los temas estelares de conversación, en competencia con las discusiones de pelota o béisbol.

En el consulado de La Habana esperan tramitar a partir de mañana entre 150.000 y 240.000 expedientes de nacionalización bajo la nueva ley, a razón de 77.000 por cada uno de los dos años, prorrogables a tres, durante los que la ley permanecerá en vigor. Las mismas fuentes creen que no menos de 125.000 expedientes llegarán a buen puerto.

La normativa también reconoce el derecho a optar a la nacionalidad española a los nietos de quienes hubieron de renunciar a ella como consecuencia del exilio, entre el 18 de julio de 1936 y final de 1955, así como a los brigadistas internacionales: dos supuestos minoritarios en Cuba.

Enlaces: Solidaridad Española con Cuba

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Autor: La Vanguardia/SEC