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El Gobierno de Raúl Castro ha dado un paso más hacia la eliminación de la cartilla de racionamiento. Desde ayer, los chícharos (guisantes secos) dejan de venderse como producto fijo subvencionado y se ofrecen al precio de 3,5 pesos la libra, es decir, 0,25 euros el kilo. Es el segundo recorte de granos desde junio en una libreta, nacida en 1962, que en los últimos años ha menguado progresivamente su catálogo alimentario.

Los dirigentes comunistas llevan años avisando de que las arcas no dan para más. Pero esta última crisis internacional, unida a los 10.000 millones de dólares (7.500 millones de euros) de pérdidas por los ciclones del año pasado, está siendo especialmente dura. Cuba ha reconocido que no tiene liquidez y el general Castro tocó a rebato: producir más y mejor, trabajar la tierra, reducir importaciones y ahorrar.

En varias oportunidades ha insistido en que «nadie, ni un individuo ni un país, puede gastar indefinidamente más de lo que ingresa» y calificó de «irracionales e insostenibles» muchas gratuidades y subsidios que han comenzado a desaparecer, como las vacaciones en la playa para trabajadores destacados, los comedores obreros, las escuelas becadas y la disminución de los alimentos regulados. Permanecen las subvenciones en sectores vitales como la educación, la salud y la Seguridad Social.

La situación fue descrita muy gráficamente por el histórico comandante Ramiro Valdés. «Tenemos que tratar de que las masas participen en la solución de sus propios problemas y no esperar que papá Estado venga a resolvérselos como a los pichones: abre la boca que aquí tienes tu comidita. Así no es», proclamó recientemente.

Otro aviso de que a la Libreta de Control de Ventas para Productos Alimenticios le queda poco de vida fue un artículo del director de ´Granma´, Lázaro Barredo. «La cartilla fue una necesidad en un momento determinado, con sus actuales atributos se convierte en un impedimento dentro del conjunto de decisiones que la nación tendrá que asumir, lo cual habrá que resolver no por decreto, sino con las medidas económicas que protejan y garanticen el acceso de las personas de bajos ingresos a esa canasta básica y estimule al resto a trabajar para obtener beneficios salariales a partir de los resultados», escribió quien además de dirigir el órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba es también diputado nacional.

-Arroz, azúcar y huevos

«Si ya lo dice ´Granma´, entonces seguro que quitan la libreta», vaticina Esther, una jubilada que se saca un sobresueldo vendiendo periódicos. De todas maneras, la cartilla se mantendrá en casos especiales como ancianos sin recursos o familias desfavorecidas.

Con 47 años de vida, la libreta ha proporcionado a los 11 millones de cubanos una cesta de productos básicos y ha potenciado un igualitarismo con el que ahora se pretende terminar. Actualmente, otorga todos los meses, entre otros productos, arroz, azúcar, huevos frijoles, pollo o café. Pese a que pueda tener los días contados, el problema es que sin un aumento de salario -el medio ronda los 17 euros mensuales- los cubanos tendrán que seguir apretándose el cinturón.

Enlaces: Solidaridad Española con Cuba

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Autor: Milagros López-larioja.com