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Disidentes, expresos de conciencia e intelectuales católicos exiliados criticaron este jueves las declaraciones de monseñor Carlos Manuel de Céspedes a la televisión cubana (estatal), en las que dijo que la relación entre el Gobierno de los Castro y la Iglesia Católica de la Isla es hoy ‘completamente normal, como puede ser en cualquier otro país’ e incluso ‘mejor que en muchos’.

‘La situación de la Iglesia cubana no es normal, ni mucho menos, porque, como todo el pueblo, la Iglesia está sometida a un sistema totalitario que controla a todas las organizaciones de la sociedad’, dijo Dagoberto Valdés, director de la revista digital Convivencia, en declaraciones a DIARIO DE CUBA.

‘Sin dudas, la Iglesia tiene otra relación con el Gobierno, diferente a la de los años sesenta, pero eso no es normalidad. Sólo será normal cuando el pueblo, y dentro de él los creyentes, pueda disfrutar de sus libertades. Si no hay normalidad para el pueblo cubano, ¿cómo puede haberla para la Iglesia Católica, que forma parte de él?’, añadió.

En Miami, el escritor católico Eduardo Mesa se preguntó si la afirmación de que la Iglesia en Cuba disfruta de una situación de ‘normalidad’ significa ‘que desaparecieron los obstáculos para la entrada de sacerdotes y religiosas; que ya estos no tienen que renovar el ´permiso de estancia´ cada año, que la Iglesia puede construir templos y reparar los existentes con la misma normalidad que en cualquier país democrático; que puede entrar a la Isla literatura religiosa sin pasar por estrictos controles (…) fundar instituciones educativas y asistenciales, tener una emisora de radio o televisión’.

‘Y quizás lo más importante: ¿puede la Iglesia, sin temor a represalias, exigir que se respeten los derechos fundamentales de los cubanos?’, agregó a DIARIO DE CUBA Mesa, quien fue coordinador de la revista Justicia y Paz, órgano oficial Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, y formó parte del consejo de redacción de la revista Palabra Nueva, de la Arquidiócesis de La Habana.

Dora Amador, editora en Miami de la web católica Palabra Cubana, acusó a monseñor Céspedes de mentir y de ‘complicidad’ con el régimen.

‘Miente y lo sabe. ¿Por qué? Para no buscarse problemas con el régimen (…) he ahí la complicidad con el mal’, dijo Amador a este diario.

‘¿Es normal en un país católico que no hayan escuelas ni universidades católicas? ¿Es normal que el Cardenal sea copartícipe, por ejemplo, de la desdicha de los expresos políticos en España, presionando a los presos y a sus familiares para que se fueran al destierro (…)? ¿Es normal que un cardenal acepte hacer eso con el Estado, sabiendo que sus actos son anticristianos?’, preguntó la editora.

El cardenal y monseñor Céspedes ‘son fariseos y letrados, los mismos que Jesús menciona y condena en los Evangelios’, afirmó Amador.

‘Decir que la situación de la Iglesia en Cuba es ´normal´ y ´mejor que en muchos´ países no debía dar motivo de ira, porque ya sabemos cómo son los jerarcas católicos cubanos (algunos, debo decir, porque hay muy buenos curas y religiosos entregados por completo a la obra de Dios, no del demonio). Pero es inútil intentar desprenderse de esto que sucede en la Iglesia: su rechazo a toda o todo activista de derechos humanos, de los opositores, la mayoría cristianos que han buscado a veces palabras de consuelo, refugio en esa Iglesia que los ha traicionado, como Judas, son las 30 monedas de los automóviles, las comodidades de que gozan los que dirigen esa institución lamentable’, fustigó.

‘Pero el Espíritu de Dios es más fuerte y ya Jaime Ortega se va, y la generación de monseñor Céspedes también está pasando, es la de los Castro’, añadió la editora y dijo confiar en que ‘la juventud cubana católica’, renueve ‘la faz de esa Iglesia’.

Sobre la ‘responsabilidad compartida’
En sus declaraciones a la televisión oficial monseñor Céspedes consideró que la Iglesia Católica y el Gobierno comparten responsabilidad en el enfrentamiento que protagonizaron durante décadas.

‘Cuba no fue una excepción entre los gobiernos marxistas. En todos los países que fueron marxistas, desde el punto de vista ortodoxo, hubo conflictos con las iglesias’, católicas y no católicas, indicó, según citó la AFP.

La Iglesia Católica criticó el rumbo que tomaba el régimen instaurado por Fidel Castro y este expulsó de la Isla a principios de los sesenta a más de un centenar de sacerdotes.

‘¿Entonces, la Iglesia comparte responsabilidad con la junta militar por los templos cerrados y confiscados, por los colegios y centros de estudios intervenidos, por los cientos de católicos que en los paredones dieron ante sus verdugos el postrer alegato de Viva Cristo Rey?’, preguntó sobre las afirmaciones de monseñor Céspedes el expreso de conciencia Regis Iglesias, miembro del Movimiento Cristiano Liberación y uno de los integrantes de Grupo de los 75 desterrados a España tras el diálogo entre la Iglesia Católica y Raúl Castro.

‘¿Cómo alguien puede distorsionar la justa insumisión de miles de laicos y cientos de sacerdotes, religiosas, obispos que, por ser fieles a Cristo, predicaron con sus vidas el Evangelio al coste de prisión, destierro y muerte física?’, cuestionó.

‘Me parece una distorsión deliberada el hecho que se quiera compartir responsabilidades con el salteador solo porque nos hemos resistido en el camino a entregarle nuestra dignidad. Me parece que no querer dar al César lo que es de Dios no es compartir responsabilidad con los opresores sino liberación del miedo paralizante y la sumisión abyecta de los apostatas’, dijo Iglesias a DIARIO DE CUBA.

‘¿Cuenta hoy la Iglesia cubana con medios de difusión masivos para su trabajo pastoral? ¿Cuenta con espacios para su misión humanitaria en cuba? No, y en esto la realidad de la Iglesia cubana es solo similar a la de la Iglesia mártir de China, Vietnam, o Norcorea’, añadió.

‘Si el precio de esporádicas apariciones públicas de algunos ministros de nuestra Iglesia es marginar, silenciar y perseguir a un sector de la población cubana que lucha pacíficamente por sus derechos, los derechos de todos los cubanos y los derechos de todos los creyentes cubanos católicos o no, pues mal anda nuestra Iglesia’, sentenció el expreso de conciencia.

‘Por suerte, todos somos Iglesia, y esos sacerdotes, esas religiosas esos diáconos y laicos comprometidos en serio con los desposeídos, los pobres, los perseguidos por causa de la justicia, serán siempre llamados dichosos’, concluyó.

‘No creo que los ´choques´ entre la Iglesia y el castrismo pertenecieron a un ´conflicto´ en donde las partes tenían más o menos la misma responsabilidad’, dijo sobre este tema Eduardo Mesa. ‘Cualquier error táctico de la Iglesia de entonces, no justifica en ninguna medida la persecución constante a que fueron sometidos sus fieles y el tipo de régimen que se impuso por la fuerza de las bayonetas: una tiranía que aún permanece en el poder’.

Marcelino Miyares, presidente Partido Demócrata Cristiano de Cuba, asumió una posición más conciliadora ante las afirmaciones de monseñor Céspedes, resaltando el fortalecimiento de la Iglesia tras la visita a la Isla de Juan Pablo II, su papel ‘facilitador’ en la excarcelación de presos de conciencia y su potencial para ayudar en la solución de los problemas que afectan a los cubanos.

Las declaraciones del sacerdote ‘dan una explicación del proceso Iglesia-Estado en Cuba así como la naturaleza del mismo en la actualidad’, señaló Miyares.

‘Explican cómo la visita del papa Juan Pablo II fue el punto del inicio del proceso de cambio de la Iglesia en Cuba y cómo esta se fue fortaleciendo hasta que en el 2010 se inicia el proceso de reconocimiento por parte del Gobierno y, simultáneamente, el papel facilitador/enlace que tuvo en la liberación de los 75 presos políticos’, añadió.

‘Compartimos esta explicación/visión del proceso que significa un salto cualitativo tanto en la relación Iglesia-Estado así como en la dinámica del proceso del cambio/cambios necesarios para la resolución de los problemas reales/cotidianos que afectan a todos los cubanos’, dijo.

Enlaces: Las Damas de Blanco

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Autor: DDCuba