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Frente a la estación de Policía del poblado de El Cobre, en Santiago de Cuba, decenas de personas se aglomeraron este lunes, en una segunda jornada de protestas en la misma localidad. La narrativa del Gobierno y la Cancillería, sin embargo, ha ido por otra parte: atribuyen el estallido social a la “conducta injerencista” de Washington y han llamado al orden al encargado de negocios de EE UU en La Habana, Benjamin Ziff.

Varios videos difundidos en redes sociales aseguran que la manifestación comenzó cuando los familiares de tres detenidos tras la protesta de este domingo reclamaron su liberación frente a la unidad.

En uno de los audiovisuales, compartido por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, se ve a varios policías y militares intentando detener por la fuerza a un joven mientras algunos ciudadanos impiden que se lo lleven. La patrulla a la que intentaban conducir al joven también fue detenida por los manifestantes, que se situaron en el medio de la calle para impedir el paso.

Otros fragmentos de distintos videos muestran a los manifestantes pidiendo “¡Libertad!” mientras los agentes de la Policía avanzan hacia la multitud con tonfas en las manos. “El pueblo está fuertemente militarizado y ha tratado de impedir que la Policía traslade a tres manifestantes que fueron injustamente apresados”, dijo Mayeta en Facebook.

 

Desde el inicio de las manifestaciones, este sábado, la Presidencia cubana las atribuyó a los “fines desestabilizadores” de Washington. Este lunes la Cancillería dio un paso más allá y convocó a Ziff a una reunión con el viceministro de Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, para entregarle una “nota formal de protesta”, según relató el ministerio en un comunicado.

“Se le recordó al diplomático estadounidense los estándares mínimos de decencia y honestidad que se esperan de una misión diplomática en cualquier país y que la embajada de  Estados Unidos en Cuba se muestra incapaz de observar, a la vez que se enfatizó que esa oficina diplomática y su personal están obligados a comportarse conforme a las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”, expone la nota de prensa.

Una vez más, añaden, hicieron saber a Ziff que EE UU tiene “responsabilidad directa” sobre la crisis económica cubana, en particular “la depresión e insuficiencia de abastecimientos y servicios esenciales”, de los cuales culparon al bloqueo. Para la Cancillería, el “plan desestabilizador” y los “propósitos agresivos” de Washington son “evidentes”, y trajeron a colación la permanencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado. Un comentario final resulta revelador, pues culpa también a EE UU de perseguir “los suministros de combustible que requiere importar el país” y de “intimidar a empresarios, visitantes, artistas y toda persona que se sienta con el interés y el derecho de interactuar con el pueblo cubano”.

«Creo que lo que estamos viendo es reflejo de la grave situación en la Isla»

Los perfiles oficiales del canciller Bruno Rodríguez y el presidente Miguel Díaz-Canel han dedicado espacio a esta versión oficial de las protestas, y aseguran que fueron protagonizadas por un grupo mínimo de ciudadanos preocupados, pero manipulados por los “enemigos de la Revolución”, mientras advertían a la Embajada de EE UU en La Habana que debe “abstenerse de interferir en los asuntos internos del país y de incitar al desorden social”.

La Administración de Biden no se ha quedado callada. «Estados Unidos apoya al pueblo cubano en el ejercicio de su derecho a reunirse pacíficamente», expresó en redes sociales Brian Nichols, el encargado del Departamento de Estado para América Latina.

Nichols opinó, además, que «el Gobierno cubano no podrá satisfacer las necesidades de su pueblo hasta que adopte la democracia y el Estado de derecho y respete los derechos de los ciudadanos».

Desde el inicio de las manifestaciones, este sábado, la Presidencia cubana las atribuyó a los “fines desestabilizadores” de Washington. Este lunes la Cancillería dio un paso más allá y convocó a Ziff a una reunión con el viceministro de Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, para entregarle una “nota formal de protesta”, según relató el ministerio en un comunicado.

“Se le recordó al diplomático estadounidense los estándares mínimos de decencia y honestidad que se esperan de una misión diplomática en cualquier país y que la embajada de  Estados Unidos en Cuba se muestra incapaz de observar, a la vez que se enfatizó que esa oficina diplomática y su personal están obligados a comportarse conforme a las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”, expone la nota de prensa.

Una vez más, añaden, hicieron saber a Ziff que EE UU tiene “responsabilidad directa” sobre la crisis económica cubana, en particular “la depresión e insuficiencia de abastecimientos y servicios esenciales”, de los cuales culparon al bloqueo. Para la Cancillería, el “plan desestabilizador” y los “propósitos agresivos” de Washington son “evidentes”, y trajeron a colación la permanencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado. Un comentario final resulta revelador, pues culpa también a EE UU de perseguir “los suministros de combustible que requiere importar el país” y de “intimidar a empresarios, visitantes, artistas y toda persona que se sienta con el interés y el derecho de interactuar con el pueblo cubano”.

«Creo que lo que estamos viendo es reflejo de la grave situación en la Isla»

Los perfiles oficiales del canciller Bruno Rodríguez y el presidente Miguel Díaz-Canel han dedicado espacio a esta versión oficial de las protestas, y aseguran que fueron protagonizadas por un grupo mínimo de ciudadanos preocupados, pero manipulados por los “enemigos de la Revolución”, mientras advertían a la Embajada de EE UU en La Habana que debe “abstenerse de interferir en los asuntos internos del país y de incitar al desorden social”.

La Administración de Biden no se ha quedado callada. «Estados Unidos apoya al pueblo cubano en el ejercicio de su derecho a reunirse pacíficamente», expresó en redes sociales Brian Nichols, el encargado del Departamento de Estado para América Latina.

Nichols opinó, además, que «el Gobierno cubano no podrá satisfacer las necesidades de su pueblo hasta que adopte la democracia y el Estado de derecho y respete los derechos de los ciudadanos».

 

Desde el inicio de las manifestaciones, este sábado, la Presidencia cubana las atribuyó a los “fines desestabilizadores” de Washington. Este lunes la Cancillería dio un paso más allá y convocó a Ziff a una reunión con el viceministro de Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, para entregarle una “nota formal de protesta”, según relató el ministerio en un comunicado.

“Se le recordó al diplomático estadounidense los estándares mínimos de decencia y honestidad que se esperan de una misión diplomática en cualquier país y que la embajada de  Estados Unidos en Cuba se muestra incapaz de observar, a la vez que se enfatizó que esa oficina diplomática y su personal están obligados a comportarse conforme a las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”, expone la nota de prensa.

Una vez más, añaden, hicieron saber a Ziff que EE UU tiene “responsabilidad directa” sobre la crisis económica cubana, en particular “la depresión e insuficiencia de abastecimientos y servicios esenciales”, de los cuales culparon al bloqueo. Para la Cancillería, el “plan desestabilizador” y los “propósitos agresivos” de Washington son “evidentes”, y trajeron a colación la permanencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado. Un comentario final resulta revelador, pues culpa también a EE UU de perseguir “los suministros de combustible que requiere importar el país” y de “intimidar a empresarios, visitantes, artistas y toda persona que se sienta con el interés y el derecho de interactuar con el pueblo cubano”.

«Creo que lo que estamos viendo es reflejo de la grave situación en la Isla»

Los perfiles oficiales del canciller Bruno Rodríguez y el presidente Miguel Díaz-Canel han dedicado espacio a esta versión oficial de las protestas, y aseguran que fueron protagonizadas por un grupo mínimo de ciudadanos preocupados, pero manipulados por los “enemigos de la Revolución”, mientras advertían a la Embajada de EE UU en La Habana que debe “abstenerse de interferir en los asuntos internos del país y de incitar al desorden social”.

La Administración de Biden no se ha quedado callada. «Estados Unidos apoya al pueblo cubano en el ejercicio de su derecho a reunirse pacíficamente», expresó en redes sociales Brian Nichols, el encargado del Departamento de Estado para América Latina.

Nichols opinó, además, que «el Gobierno cubano no podrá satisfacer las necesidades de su pueblo hasta que adopte la democracia y el Estado de derecho y respete los derechos de los ciudadanos».

Los dirigentes locales, imitando la actuación horas antes de la primera secretaria del Partido en Santiago de Cuba, tomaron una azotea para intentar contener a los manifestantes, que respondieron vociferando “Nadie los eligió”.

En Sancti Spíritus, reportan vecinos del lugar, este domingo apedrearon una tienda Copextel y una sucursal del Banco Popular de Ahorro, en la céntrica calle Julio Antonio Mella. Las huellas podían verse este lunes, como el agujero en uno de los vidrios del establecimiento estatal y en la ausencia de una de las puertas del banco, que quitaron para repararla.

Otras protestas en Santa Marta, un pequeño pueblo cerca de Varadero –en medio de un apagón– y Bayamo siguieron a las santiagueras en la noche. Un video de las manifestaciones en Granma registra a un grupo de ciudadanos forcejeando con varios policías mientras otros corren para evitar los golpes. En otro audiovisual, compartido por La Hora de Cuba, se ve a cientos de personas coreando “Patria y vida” y cantando el himno nacional, mientras el medio asegura que toda la ciudad estaba militarizada. Asimismo, en un tercer video difundido en redes sociales confirma la presencia de patrullas bloqueando una calle, identificada por varios usuarios como Zenea, para evitar que los manifestantes siguieran la marcha.

Este lunes, solo los residentes de El Cobre se lanzaron de nuevo a las calles mientras muchas ciudades del país, como La Habana, permanecen militarizadas y en “silencio sepulcral”.

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