El País
Una nueva revolución se abre camino en Cuba. Discreta pero imparable. Escurridiza e irreverente. Se llama blogosfera alternativa y está poniendo nerviosos a los hermanos Castro, que el pasado viernes cumplieron 51 años en el poder. Sus protagonistas son cientos de jóvenes (y algún que otro veterano) que se han propuesto romper el cerco de la censura y ventilar una isla que lleva cerrada medio siglo. Sus armas son el ordenador y las memorias portátiles. Y a pesar de todas las trabas, están logrando tejer una red de rebeldía que empieza a trasladarse del ciberespacio a las calles.

‘Somos el estornudo de una gripe que no deja de propagarse’. La bloguera Yoani Sánchez, de 34 años, alma máter del movimiento, recuerda ‘el páramo virtual’ que encontró allá por la primavera de 2007, cuando comenzó Generación Y. Hoy, los blogs independientes superan el centenar.

El presidente cubano, Raúl Castro, no podía imaginar que impulsaría el fenómeno bloguero cuando, en 2008, autorizó la venta de ordenadores y la entrada de los cubanos a los hoteles reservados a turistas. Después de todo, los candados del control de la información parecían insalvables: el acceso privado a Internet está restringido a residentes extranjeros, altos cargos y funcionarios autorizados por el Gobierno. Y en los lugares públicos (hoteles y cibercafés), una hora de conexión a Internet ronda los cuatro euros, un tercio del salario medio mensual del cubano.

Acostumbrados a aguzar el ingenio, los blogueros van sorteando los obstáculos. ‘Recurrimos al apoyo de los amigos que viven fuera del país’, explica Claudia Cadelo, de 26 años, autora del blog El octavo cerco. ‘Les enviamos por correo los textos y ellos los suben a la Red. Parece que estamos online a menudo, pero no es así. Yo me suelo conectar cada 15 días’.

La navegación también está restringida. El Ministerio de Informática y Comunicaciones (cuyo titular, Ramiro Valdés, cumple en abril 78 años) se encarga de impedir el acceso a sitios ‘contrarios al interés social, la moral y las buenas costumbres’ o que ‘afecten la seguridad del Estado’.

‘Yo no puedo acceder a mi blog. Lo creé en junio de 2009 y la primera vez que lo vi fue en octubre, gracias a una amiga de La Habana’, explica Luis Felipe Rojas desde San Germán, un pueblecito de la provincia de Holguín. Si entrar en Internet es complicado en la capital, en el interior de la isla es una auténtica odisea. ‘No hay un solo cibercafé en las provincias orientales. Tienes que ir a las cabeceras, como Santiago y Camagüey, pero no permiten el uso de memorias flash o CD’. Así que para construir su blog Cruzar las alambradas, Rojas lee por teléfono sus textos a amigos en España o en EE UU, que los graban y los cuelgan en la Red.

Los integrantes de la blogosfera alternativa nacieron después de la revolución y fueron educados a golpe de consigna. Pero han resultado ser el contrapunto exacto del patrón buscado por el régimen comunista: son espontáneos, sinceros y antidogmáticos. Derrochan humor e ironía. No tienen miedo. O sí, pero da igual: el ansia de libertad y la indignación ante los abusos de poder pueden con todos los temores a la hora de plantar cara a una gerontocracia a la que ya sólo le funciona el músculo represor. Casi todos encontraron en el blog un altavoz para expresarse libremente y ‘reafirmar al individuo entre tanta masa’, dice Yoani. Ella lo llama ‘catarsis online’. Y ese mosaico de reflexiones intimistas y de anécdotas que envían al ciberespacio es una bitácora de la vida cotidiana en la isla. Son, a su manera, cronistas de la realidad. ‘Y la realidad en Cuba’, puntualiza la autora de Generación Y, ‘es profundamente contestataria’.

Ahí está la rebelión de los pasajeros en el autobús que une Sagua la Grande con La Habana, cuando la policía pretende decomisar el pescado que doña Lidia Hernández lleva, sin permiso oficial, a sus nietos en la capital. O las batallas campales de los alumnos de la Facultad de Física contra el viejo profesor de marxismo, hartos de una asignatura que no les interesa lo más mínimo. O las vicisitudes con la tarjeta de racionamiento. O los apagones. O las tribulaciones de un niño de seis años entre las consignas de la escuela (‘Socialismo o muerte, seremos como el Che’) y las enseñanzas paternas (‘No ser como el Che. Lavarse los dientes, escuchar a los demás, no delatar a los amiguitos, ceder el paso a las chicas y compartir la merienda’).

Los blogueros son herederos del movimiento de periodistas independientes surgido en los noventa y reprimido brutalmente en la Primavera Negra de 2003. Pero también tienen referencias en los artistas libertarios de los ochenta, la mayoría en el exilio (hizo historia el performance-protesta de Ángel Delgado, que en 1990, en la inauguración de la exposición oficial El objeto esculturado, defecó sobre el diario Granma, el órgano del Partido Comunista. Naturalmente, acabó en prisión).

La blogosfera, coinciden los consultados, ha desconcertado al régimen. ‘Se trata de un conglomerado ciudadano no comprometido con partidos políticos que no puede ser acusado de mercenario’, explica Luis Felipe Rojas.

En opinión del escritor Antonio José Ponte, subdirector del portal Diario de Cuba, ‘los blogueros tienen la coartada de lo autobiográfico, la vertiente literaria. Juegan con lo privado y lo público. Van del ensayo político al ensayo íntimo, de Sartre a Montaigne. Esa combinación de ritmos es muy fructífera y es una buena estrategia para burlar la represión’.

Para hacerles frente, el Gobierno ha impulsado blogs de propaganda. Según un informe del Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, en Cuba existen unos 200 blogs producidos por periodistas gubernamentales. Muchos se encargan de difamar a los blogueros independientes. Miriam Celaya, autora del blog SinEVAsión, los llama ‘ciberlacayos’. ‘Siempre estarán varios pasos por detrás de nosotros’, escribe. ‘Se apresuran a imitarnos (…) con el lastre lamentable de sus guiones revisados por el ministerio de las consignas’. No faltan los equipos que intentan sabotear los blogs alternativos o colapsarlos con insultos.

El pasado noviembre, sin embargo, el régimen pasó de la represión virtual a la represión física. Yoani Sánchez y Orlando Luis Pardo fueron secuestrados y golpeados por agentes de paisano. Otros dos blogueros, Reinaldo Escobar (marido de Yoani) y Eugenio Leal sufrieron el embate de un acto de repudio (agresión de turbas orquestada por las autoridades). El 25 de diciembre, Luis Felipe Rojas fue detenido en Holguín.

‘Todo esto coincide con nuestra presencia más intensa en las calles’, explica Yoani Sánchez. Los blogueros, en efecto, no dudan en plantarse en actos oficiales u organizar eventos alternativos, como lecturas de poesía o conciertos. En diciembre, las autoridades cerraron la sede del grupo musical OmniZonaFranca y a la economista Karina Gálvez le confiscaron el patio de su casa, núcleo de agitación cultural en Pinar del Río. ‘Intentan aplicar los viejos métodos de la represión a los nuevos fenómenos, y eso no les va a funcionar’, asegura Sánchez. ‘Cada vez que atacan a un bloguero, le dan más proyección’.

Enlaces: Solidaridad Española con Cuba

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Autor: El País